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Belén Fernández dejó su profesión como periodista para embarcarse, junto con su marido, en la aventura de abrir un negocio. El refrán que dice «Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana», y así fue. Dejó atrás la que había sido ... su vocación, «y me enrolé en esta con mi marido». Los dos regentan un comercio de complementos llamado Volvoreta, que significa mariposa en gallego. «Mi marido es de Galicia, de ahí viene el nombre», explica.
Tras dos meses con la persiana bajada por la crisis sanitaria, poco a poco han ido retomando la normalidad. Ha sido un casi volver a empezar aunque con matices. «Ahora tenemos una clientela fija y nos conocen. No pasó lo mismo cuando abrimos hace siete años. Nos ocurría que entraba gente en la tienda y nos preguntaban si acabábamos de abrir y en realidad llevábamos ya dos años», pone como ejemplo Belén Fernández.
De su profesión como periodista ha sacado ventaja para el tú a tú con el cliente. «Yo de dependienta no tenía ni idea, pero sí estaba acostumbrada a tratar con la gente». Cuando se le pregunta si se arrepiente de haber cambiado de profesión, asegura tajante: «No me arrepiento para nada». Lo cuenta mientras entra una clienta en un día de lo más especial, —el 8 de junio— Volvoreta cumplía siete años abierta.
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