Julio Ulibarri mantiene la pasión de sus inicios Arnaldo García

«Mi gusto por las piedras fue el comienzo de este negocio»

Julio Ulibarri fundó en 1975 su emblemática y prestigiosa joyería, en calle Los Moros de Gijón

Miércoles, 15 de julio 2020, 19:12

«Las piedras» fueron el punto de arranque de Ulibarri Joyeros, todo un referente en la Gijón. Su propietario, Julio Ulibarri, sentía atracción hacia los minerales y ese fue el inicio de su negocio. Su familia trabajaba en el sector de la ... construcción, pero él encaminó sus pasos hacia otro lugar muy distinto. «No había tradición familiar joyera. A mí me llamaba la atención el mundo de las piedras y los minerales y un buen día se me ocurrió poner una joyería. Fue una osadía. Yo no sabía ni lo que era un reloj». Parece impensable para el responsable de uno de los establecimientos más emblemáticos y, hoy en día, puntero y que atiende desde 1975 a una clientela fiel, algunos «de un poder adquisitivo muy alto que quieren relojes de marca».

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Movido por este interés, estudió Gemología y comenzó a introducirse en el terreno de los relojes. «Hice cursos en Ginebra. Mi inquietud era creciente y me di cuenta que tenía que estar a la última si quería lograr algo. Visité las ferias más importantes de Europa y hoy tengo a gente que se ocupa de seguir en ello».

Gargantilla de diamantes

La joyería, señala, ha evolucionado mucho. «Hoy se rige todo mucho por el diseño, por las modas. Hoy fabrico cosas que hace veinte años ni se me hubiera ocurrido, me parecía de locos. Pero en estos momentos todo es más atrevido, más informal». No obstante, afirma que «las joyas tienen un doble valor cuando las regalas, el detalle en sí y la posibilidad de sacar un rendimiento en el caso de que necesites dinero en un momento determinado de tu vida».

Le gusta la innovación, pero no huye de lo tradicional. «Una pieza de mucho precio no puede ser muy avanzada porque se pasa de moda. Por ello, es muy importante mantener las tendencias clásicas, que son para toda la vida».

«¿El regalo más especial que he hecho? Una gargantilla de diamantes». ¿Y cuál ha de ser el primer regalo de un chico joven a su novia? «Pues yo me decanto por algo actual de oro y si lleva una pincelada de brillantitos, mejor; algo que sepa que en el futuro va a perdurar».

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Una joya, dice, es siempre una apuesta segura. «Una mujer puede tener cien sortijas, pero se le puede regalar una más». Los años al frente del negocio le han hecho apasionarse, perfeccionarse, aprender y disfrutar. Muchos de sus clientes se han convertido en buenos amigos. «Al final del año, hago números, pero mi mejor balance es la satisfacción de ese público que vuelve, el que confía en ti hasta el punto de dejarte las joyas más valiosas para que se las repares. La confianza es el mejor regalo».

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