![«Tan importante es asesorar como lo es saber escuchar»](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202007/15/media/cortadas/comercios-locales-gijon-apoyo-sylvia-lenceria-kPiD-U110808470213y1F-1248x770@El%20Comercio.jpg)
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El gusto por el contacto con el público le obligó a vencer su gran timidez. «Fue una auténtica evolución personal». Su interés por la moda hizo el resto. Silvia Fandiño creció en el comercio que fundó su madre, Carmen, en 1991.
Algo debía de prever la matriarca, porque le puso el nombre de su hija al negocio, pero cambió la i por la y. Así. «Sylvia Lencería y ropa infantil» fue evolucionando hasta hacerse un hueco destacado en el barrio de La Calzada, en donde muchas clientes se han convertido en amigas. «Me gusta mucho aconsejar, el trato cercano y la charla con las clientas». Y es que, dice, en este negocio «tan importante es asesorar como saber escuchar».
Estudió administración, pero asegura «que nunca me gustó. Busqué trabajo y estuve en varias empresas. Todas de ropa y cara al público«. Pero llegó un momento en que su madre necesitó una persona más en la tienda y ella fue, lógicamente, la elegida. »Es muy fácil trabajar con mi madre, es muy buena de llevar y he aprendido mucho de ella«.
Aunque Silvia Fandiño ha imprimido su propia personalidad a la tienda y ha avanzado a la par que las redes sociales «te marcan y te obligan a evolucionar, a subirte al carro de las nuevas tendencias, a darle un aire más joven«.
Le entusiasma su trabajo y aquí quiere seguir, aunque el amor le podría llevar lejos de esta ciudad. «Mi chico es valenciano, así que cada quince días nos vemos. Es un amor a distancia, pero los negocios te imponen normas que no te puedes saltar«.
Respeta, ante todo, «el gusto de mis clientas», pero a lo largo de los años ha modernizado sus prendas y con ello las preferencias de muchas de sus asiduas«. Además, asegura, «me gusta arriesgar». Por ello, ha decidido que este será el último año en que venderá ropa de primera comunión. Sigue los pasos de su madre, pero ha optado por seleccionar sus propias preferencias.
Le encanta el colorido, en las prendas, en la vida... A sus 42 años asegura que le gustaría seguir en este negocio, sin grandes cambios, pero con paulatinas evoluciones según las pautas que vaya marcando el mercado. Gijón es su ciudad y aquí se encuentra como pez en el agua, aunque recuerda sus orígenes gallegos: «Mi abuelo era de Oza de los Ríos, pero se enamoró de una asturiana, mi abuela, y aquí echó raíces».
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