«Solo el día que tenga un nieto pensaré en retirarme»

Persianas El Coto es una empresa familiar, especializada en el mundo de la persiana. Inició su andadura en los setenta con el nombre comercial de Arsenio Ordiales Ordieres y cambió en 1989, para crear una S.L., siguiendo en la gerencia su artífice, hasta que en 2010 le pasó el testigo definitivamente a su hijo.

«Mi padre murió hace unos meses, con 90 años, y aún seguía trabajando. Estuvo hasta el final». Fue su maestro. «De él aprendí todo sobre este negocio y, sobre todo, la capacidad para seguir peleando».

Manuel estudió en el Codema y luego hizo un año de Contabilidad. «Mi mundo fue la hostelería que alterné con las persianas». Durante casi cuarenta años regentó el pub Neón, en el barrio de La Arena, que más tarde se convirtió en el Asturking, un proyecto que nació para ayudar a los más desfavorecidos, en colaboración con Médicos sin Fronteras.

Reconoce que apenas le queda tiempo libre ya que los horarios no cuentan en su trabajo. «Da igual sábados que domingos, aquí siempre hay algo que hacer». Y si algo le gusta de su día a día es «el contacto con la gente». Hablador, sociable, se mueve como pez en el agua a la hora de tratar con sus clientes, «aunque a veces te puedan sacar de quicio». Cuando puede, sigue dedicándose a una de sus prácticas deportivas preferidas: la bici. Abandonó el hockey de su época juvenil por lesiones. Esquiar con sus amigos es otro de sus momentos preferidos. Entonces se pone nostálgico y recuerda su infancia cuando iba de cámping a la Playa España con sus padres y su hermana.