«Tiendo hacia lo clásico pero siempre persigo lo práctico»

Hoy sigue cultivando esa pasión. De hecho, estudió mecánico de automóviles y sigue reparando coches (de dos vehículos destartalados llega a hacer uno de coleccionista). Además, acude a concentraciones y a actividades relacionadas con esta pasión, pero su discurrir laboral se ha encaminado hacia otro ámbito, algo que era esperado.

En Cocinas San Lorenzo prosigue la tradición que inició su padre, carpintero ya jubilado, que se centró en la fabricación de puertas de madera. Víctor González, junto a su hermana Ana, regenta el negocio ubicado en la avenida de la Costa. Él lo hace desde Arriondas, donde tiene su taller. Al lado de lo que fue la casa de sus abuelos montó su centro de operaciones, en concreto, lo que en su día hizo las veces de cuadra y que él mismo reconvirtió. «He hecho desde siempre los muebles de casa».

En unos meses, cumplirá 46 años y hace 20 que decidió que emprendería su camino al margen de la experiencia adquirida con su progenitor, aunque basándose en las enseñanzas.

Su carácter emprendedor y la unión a sus hermanos, especialmente a Ana, le ha llevado a hacerse un importante hueco en el mercado del mobiliario de cocina. Su trabajo lo combina con su afición al aire libre y todo lo que rodea a un entorno rural en el que vive la mayor parte del tiempo.

El 19 de marzo de 2015, patrón de los carpinteros, Cocinas San Lorenzo abrió sus puertas a un mundo creativo, variado y a una combinación entre lo clásico y lo moderno, reflejo de su propia personalidad. «Tiendo hacia lo clásico en cocinas, pero siempre persigo lo práctico».

Viajero inquieto, la naturaleza, las rutas de montaña y en moto ocupan el poco tiempo libre que le queda. Sus clientes lo consideran hablador, alegre y con ideas firmes, aunque le gusta escuchar las opiniones de quienes acuden a su negocio. «Hay gente con las ideas muy claras y no hay más discusión», sentencia.