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Los superalimentos no pasan el filtro de la ciencia
Ciencia | Salud

Los superalimentos no pasan el filtro de la ciencia

Todos los superpoderes que los departamentos de marketing de la industria alimentaria han atribuido en los últimos años a la cúrcuma, las bayas de goyi y las sales del Himalaya los tienen también los productos locales

Fermín Apezteguia

Viernes, 10 de diciembre 2021

A los superalimentos les faltaba una pizca de evidencia y se la ha puesto la investigadora Jara Pérez, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Todos los superpoderes que los departamentos de marketing de la industria alimentaria han atribuido en los últimos años a la cúrcuma, las bayas de goyi y las sales del Himalaya los tienen también los productos locales, a un precio mucho más razonable. Eso de abrir la nevera o la despensa, pedir tres deseos y que se cumplan sólo ocurre en los cuentos infantiles. La salud es algo muchísimo más serio.

La lista de productos para supervitaminarse y mineralizarse sin mover un dedo se ha ido estirando en los últimos años y promete crecer aún más. Es leerla y uno se imagina a la bruja malvada de sus peores sueños echándolas al caldero de su pócima. «Una de jengibre, un poco de cúrcuma, restos de espelta, guanábana, kamut y tritordeum...» «Muchos de los efectos favorables que se les atribuyen tienen una base científica cuando menos dudosa», afirma la científica Jara Pérez, que lleva años investigando las auténticas propiedades de todos estos productos en el Centro Superior de Investigaciones Científicas.

Los resultados de su trabajo se resumen en el libro '¿Qué sabemos de...? Los superalimentos' (Editorial CSIC Catarata, 11,40 euros), una «guía práctica» para el consumidor que abre los ojos sobre el impacto de las técnicas de mercado en la cesta de la compra. Todas los favores atribuidos a los superalimentos están presentes en los productos de toda la vida, los que usaban nuestras abuelas y se cultivan en las tierras más cercanas a nuestra casa. Palabra del CSIC. Por ejemplo...

Antioxidantes. Lo de frenar el envejecimiento con alimentos ricos en sustancias oxigenadoras de las células es «todo un clásico» del 'marketing superalimentario'. «Está dentro del Top Ten», ironiza Jara Pérez. El más famoso de ellos son las bayas de goyi, «procedentes de tierras lejanas... Poca gente, en cambio, conoce el cambrón, una planta similar que se cultiva en Almería». Contienen polifenoles, lo mismo que las ciruelas; y también betacaroteno, como las zanahorias. La diferencia con estas últimas es que el kilo de las goyi cuesta 15 euros y el de zanahorias menos de uno. Los mejores antioxidantes son las frutas, verduras, frutos secos, legumbres y cereales integrales.

Supercereales. Espelta, trigo sarraceno... «Deje de cegarse por lo exótico», recuerda Jara Pérez. Busque en el pan la etiqueta 'integral' y ya está, perfecto.

Dulce y salado. Panela, sirope de arce y azúcar moreno contienen entre un 75% y un 95% de azúcares. Lo saludable es bajar el consumo de dulce, como el de salado. La sal rosa del Himalaya procede de la segunda mayor mina de sal del mundo, en Pakistán, «algo nada bucólico». Para conseguir los mismos minerales que aportan las sardinas en aceite, judías blancas o pistachos se necesitaría consumir de 50 a 600 gramos de esa sal rosa ¡al día!

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Lo de siempre, el mejor superalimento es la dieta mediterránea y ejercicio.

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