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E. P.
Lunes, 23 de enero 2023, 20:04
Un novedoso estudio científico ha concluido que la rotación del núcleo sólido interno terrestre se ha detenido, un fenómeno que estiman que ocurrió alrededor del año 2009. Además, los investigadores estiman que esta rotación podría estar empezando a invertirse. Este hallazgo, obra de Yi Yang y Xiaodong Song, del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, ha sido publicado en la revista Nature Geoscience. En el estudio se desprende que esta inversión podría tratarse de un fenómeno que ocurre de forma periódica cada siete décadas. Los efectos de esta inversión de la rotación del núcleo terrestre pueden pasar por cambios en la intensidad del campo magnético y la duración de los días.
Se cree que la rotación diferencial del núcleo interno de la Tierra con respecto al manto se produce bajo los efectos de la geodinámica sobre la dinámica del núcleo y el acoplamiento gravitatorio núcleo-manto. Esta rotación se ha deducido a partir de los cambios temporales entre ondas sísmicas repetidas que deberían recorrer el mismo camino a través del núcleo interno.
Para la investigación, Yi Yang y Xiaodong Song analizaron ondas sísmicas repetidas de principios de los años 90 del siglo XX, comprobando que todas las trayectorias que anteriormente mostraban cambios temporales significativos han mostrado pocos cambios durante la última década.
Este patrón globalmente consistente sugiere -según concluyen los autores- «que la rotación del núcleo interno terrestre se ha detenido recientemente».
Los científicos compararon este patrón reciente con los registros sísmicos en las Islas Sandwich del Sur, en el Atlántico Sur, que se remontan a 1964 y parecen estar asociados a un giro gradual del núcleo interno como parte de una oscilación de aproximadamente siete décadas, con otro punto de inflexión a principios de la década de 1970.
En la opinión de los expertos, esta periodicidad multidecadal coincide con cambios en otras observaciones geofísicas, especialmente la duración del día y el campo magnético.
Como conclusión, sostienen que estas observaciones aportan pruebas de interacciones dinámicas entre las capas de la Tierra, desde el interior más profundo hasta la superficie, debidas potencialmente al acoplamiento gravitatorio y al intercambio de momento angular desde el núcleo y el manto hasta la superficie.
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