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MIRIAM SUÁREZ
OVIEDO.
Viernes, 5 de agosto 2022, 03:44
La «idea utópica» que guía a los científicos y médicos que trabajan en el campo de la oncología es que llegue el día en el que a una persona diagnosticada de cáncer se le pueda hacer, entre los análisis de rigor, un estudio genético que permita predecir la evolución de la enfermedad y determinar el mejor tratamiento para su caso concreto. Pues bien, un equipo de 5 investigadores del departamento de Bioquímica de la Universidad de Oviedo ha conseguido dar un paso de gigante hacia esa «medicina personalizada» al completar el mapa genómico de la leucemia linfática crónica.
Se trata de un trabajo científico de alcance internacional en el que también han participado el IDIBAPS-Hospital Clínic, la Universidad de Barcelona y el CIBERONC (Centro de Investigación Biomédica en Red del cáncer); el Dana-Farber Cancer Institute, el Broad Institute del MIT y la Harvard University, de Boston; y la Ulm University, de Alemania. A través de esta investigación, posible gracias a más de cuatro años de «esfuerzo inmenso» y cuyas conclusiones acaba de publicar la prestigiosa revista 'Nature Genetics', se han podido identificar otros 109 genes conductores de la enfermedad, elevando así a 202 los genes que se asocian con la aparición de la leucemia linfática crónica, al estar presentes en la mayoría de los pacientes.
El estudio Se realizó a partir de 1.148 casos, llegando a un mapa genómico de 202 genes, de los cuales 109 son nuevos.
Avance La información obtenida permitirá un pronósticar la evolución de la enfermedad y desarrollar nuevas terapias.
Equipo Formado por universidades e investigadores de España, EEUU y Alemania.
Se dispone ahora,por tanto, del doble de «puntos de referencia» para el abordaje de un tipo de cáncer hematológico del que se diagnostican en Asturias entre 50 y 80 casos anuales, principalmente entre personas mayoresde 60 años. «Estamos en un punto de transición inminente hacia la medicina personalizada», consider el bioquímico asturiano Xosé Antón Suárez Puente, coautor principal de este trabajo científico. Este catedrático en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo lleva ya 14 años tratando de descifrar el origen y comportamiento de la leucemia linfática crónica, los últimos 5 como parte del equipo multidisciplinar internacional que ha logrado completar el mapa genómico de este cáncer de la sangre y la médula ósea.
La investigación que ahora se hace pública «nos permite, desde un punto de vista básico, conocer los mecanismos moleculares implicados en la enfermedad y desarrollar modelos animales para estudiar cómo evoluciona y poder crear nuevas terapias», explica el profesor Suárez Puente. Es el paso previo a esa medicina personalizada a la que aspiran científicos y profesionales sanitarios y que, aun siendo todavía «utópica», está cada vez más cerca.
Más allá de las secuencias genéticas, «hemos estudiado también los patrones de expresión génica (datos transcriptómicos) y las modificaciones químicas del ADN (datos epigenómicos) del tumor. Y, al integrar las tres capas de información, vimos que esta enfermedad se puede clasificar en ocho subgrupos y no en dos, como hasta ahora», añade. La leucemia linfática crónica se caracteriza por un aumento anómalo de linfocitos B y puede detectarse de forma accidental en una analítica rutinaria. Puede tener un buen pronóstico y crecimiento lento -«hay pacientes que pueden vivir 10 o 20 años sin tratamiento»- o comportarse con agresividad y requerir una intervención médica inmediata.
El conocimiento de las alteraciones moleculares que provocan esta evolución tan dispar es clave para un abordaje precoz de la enfermedad, adaptado a la particularidad de cada paciente. El estudio en el que ha intervenido el departamento de Bioquímica de la Universidad de Oviedo lo que proporciona precisamente es un catálogo completo de esas alteraciones genómicas. Para ello, ha sido necesario analizar 1.148 tumores.
«Otra cuestión importante, que llevamos haciendo todos estos años, es que todos los datos obtenidos se comparten con la comunidad científica. No se generan patentes, no gana la Universidad, no ganan los investigadores...Pero ganan los pacientes, que de eso se trata», subraya Xosé Antón Suárez Puente. Cualquier investigador en cualquier parte del mundo podrá acceder a este mapa genómico -a través de un portal web interactivo- para seguir avanzando en el tratamiento de la leucemia linfática.
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