Ciencia en las políticas públicas

Esta semana el Gobierno ha seleccionado a quienes serán los 22 asesores científicos que se centrará en crear nuevos vínculos y espacios de colaboración entre el Ejecutivo y las universidades y centros de investigación, en que el conocimiento científico ayude a diseñar mejores políticas. 22 profesionales con dilatadas carreras que han sido seleccionados por comités científicos de toda España entre más de 1.600 candidaturas, pero ¿por qué es importante tener en cuenta el criterio científico en las políticas públicas?

En un mundo en el que la verdad es cada vez más difusa, las decisiones de política pública deben basarse en evidencias sólidas y no en opiniones o intereses particulares. Aquí es donde el criterio científico se presenta como un aliado indispensable, ofreciendo un enfoque riguroso, objetivo y fundamentado para enfrentar los desafíos sociales y globales.

La ciencia se distingue por su método, basado en la observación, la experimentación y el análisis. Cada hipótesis o teoría debe ser sometida a pruebas exhaustivas y revisada por expertos antes de ser aceptada. Este proceso garantiza que las conclusiones sean sólidas y confiables, minimizando el riesgo de errores o sesgos. A diferencia de otros enfoques, el criterio científico no se basa en creencias ni en suposiciones, sino en datos verificables que pueden ser replicados por otros investigadores.

Además, el método científico está diseñado para evolucionar. Al incorporar descubrimientos recientes, la ciencia refina nuestra forma de entender el mundo, ofreciendo soluciones más precisas y efectivas a problemas complejos. Esto permite tomar decisiones basadas en la mejor información disponible. Esto no solo aumenta la eficacia de las medidas adoptadas, sino que también promueve la transparencia y es merecedor de confianza. En áreas como la salud, el cambio climático y la educación, el criterio científico permite generar impactos positivos y sostenibles.