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Chito, en el campo de fútbol del Raíces en el que ha pasado una ingente cantidad de horas. MARIETA LVA LVA
Una vida dedicada al Club Deportivo Raíces

Una vida dedicada al Club Deportivo Raíces

Pasión. Trabajó como carpintero en los astilleros y en Cristalería, pero a lo que más tiempo ha entregado ha sido a entrenar a varias generaciones de chavales al fútbol

C. DEL RÍO

Domingo, 9 de junio 2024, 02:00

Nació en Málaga, con un año estaba viviendo en La Felguera y más adelante la familia se trasladó a Gijón. Pero cuando José Chito Moreno (Málaga, 1954) se asentó en Raíces fue para echarlas definitivamente. Su trabajo como carpintero en astilleros lo había llevado por casi todo el norte de España y entrar en Cristalería (hoy Saint-Gobain) le daba la oportunidad de asentarse y descubrir una faceta desconocida. Siempre había jugado el fútbol, pero no sospechaba que se iba a implicar activamente en la formación de varias generaciones de chavales y en la gestión de un club deportivo que ha tenido un crecimiento espectacular.

Él jugó al fútbol hasta pasados los treinta años.
Chito, con sus dos hijos, también aficionados al fútbol.
Solución casera para aplanar la superficie del campo.

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Aunque entró en la antigua Cristalería en 1977, tardó todavía siete años en mudarse de Gijón a Raíces. Ahorraba así mucho tiempo de desplazamiento que podía dedicar al trabajo sindical en la empresa, a cuyo comité perteneció varios años, o a la vida familiar. Él había jugado toda su vida al fútbol en diferentes peñas, pero ya con treinta y pico decidió vivirlo como padre, llevando a uno de sus hijos a los entrenamientos en el Club Deportivo Raíces. De la forma más natural, comenzó a pegar algunas patadas con los chavales de categoría infantil que allí se reunían, ya fuera de los entrenamientos, y se le comenzaron a escapar algunos consejos. Aquello llegó a oídos de los padres y del secretario del club que le propuso entrenarlos. De ninguna manera quería Chito entrometerse teniendo en cuenta que ya había uno, pero le tranquilizaron diciéndole que sería su ayudante. Eso fue en 1991, cuando el club tenía dos equipos.

En la empresa le llamaban 'Santo Job' por su paciencia y en el club comenzó a dar buena muestra de ellos. El trabajo de todos aquellos voluntarios se empezó a traducir en un crecimiento imparable pero sostenido que ha alcanzado los dieciséis equipos y que tiene muy a gala haber sido el primer club de la comarca en tener equipo femenino en la temporada 1997-98, un año después de que él asumiera la presidencia. Chito, además, recuerda como especialmente gratificante entrenar a aquellas chavalas tremendamente motivadas .

En estos 33 año que ha estado al frente del Club Deportivo Raíces, poco o nada se parece a aquel en el que sus hijos comenzaron a jugar al fútbol. Ya no solo por la masa social, sino también por las instalaciones y el presupuesto anual de 110.000 euros que hay que sudar gota a gota con rifas, sorteos y demás inventos.

Sabía que tenía que dejar paso a la juventud y acaba de dejar la presidencia en manos de Nelson Antonio do Santos Barros. De hecho, a Chito le sigue gustando enseñar lo que sabe y se va de la presidencia pero se queda. Ahí, en un segundo plano, sin interferir pero disponible porque quiere colaborar en todo lo que pueda con su querido Club Deportivo Raíces. Y, con el tiempo que le quede, seguirá ejercitando su buena mano con la carpintería, seleccionando palos por el monte y convirtiéndolos en bastones. Porque al final lo suyo es moldear, bien sea la madera o el potencial de un deportista en desarrollo.

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