Rosa Fuentes
Miércoles, 30 de octubre 2024, 20:15
Trozos de sillas de plástico, tendales de metal oxidados y destrozados, garrafas, muebles viejos y destartalados, latas y plásticos son, entre otros, los objetos que se mezclan con el matorral que va creciendo en un patio interior de la calle Santa Apolonia y por el que ratas y ratones campan a sus anchas en busca de basura. Los vecinos han llevado sus quejas al Ayuntamiento, pero el problema continúa sin solución.
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En el número 14 de la calle Santa Apolonia, en El Pozón, hay cinco plantas y dos puertas en cada una de ellas. La mayoría llevan viviendo bastante tiempo en el edificio, entre 25 y 50 años. Todos los vecinos, 16 en total, comenzaron a sufrir hace cuatro años una situación que a estas alturas ya les resulta insoportable. El foco proviene de la actitud de los vecinos de la calle Santa Marta 9, un bloque con el que comparten su patio interior.
En un encuentro mantenido con varios vecinos, pese a la indignación que soportan, en ningún momento critican la actitud de los inquilinos sino que cargan toda su energía contra el propietario del edificio a quien responsabilizan de estos hechos.
Igualmente, se siente desamparados por el Ayuntamiento y las quejas se pisan unas a otras. Nadie quiere dar su nombre porque tienen miedo, pero todos hablan en nombre de la comunidad de vecinos. «No hacen más que darnos largas porque lo que nosotros pedimos es que el dueño limpie ese patio y que arregle la fachada que está medio cayendo, pero la contestación que nos da es que a él no le molesta nada». Hubo una temporada que estos inquilinos «nos daban problemas, pero, sinceramente, ahora ninguno y a partir de las diez de la noche no se siente nada».
Aseguran que ya pasó un técnico municipal, que «él mismo se quejó de que había visto una rata en la calle y aseguró que esa situación era insalubre», según relata la vecina con la que trató, pero la solución no llega.
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«Este verano ha sido horrible, no podíamos abrir las ventanas de la peste que entraba», comenta una mujer que, según dice, «ni siquiera puedo habitar una de las habitaciones de mi casa por el mal olor que entra». Tampoco se pueden asomar a tender la ropa porque «ves un desfiladero de ratas», y «todo el verano estuvimos soportando la escalera llena de moscas», según otra vecina que se queja del aire irrespirable porque es asmática.
Esta comunidad de vecinos alza la voz contra el gobierno local. «Nosotros pagamos mucho dinero por arreglar la fachada porque nos obligó el Ayuntamiento, tuviéramos o no dinero, pero tenemos esto así, y además nos faltan aceras decentes, no hay luces led». Insisten en que «estamos abandonados y somos gente como los demás, que queremos vivir civilizadamente, no entre la mierda», manifiestan.
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