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EVA FANJUL
AVILÉS.
Lunes, 11 de marzo 2019, 06:35
La sede en Valliniello de la Escuela Superior de Arte de Asturias (ESAPA) ultima estos días el traslado de los estudios superiores de Restauración y Conservación de Bienes Culturales al nuevo edificio en la margen derecha de la ría. Para los responsables del centro, este sería el momento propicio para que una pieza patrimonial como el crucero gótico de San Telmo, restaurado y almacenado en la Escuela desde hace años, vea la luz en una nueva ubicación.
«Lo ideal sería que aprovechando el traslado de la Escuela, el Ayuntamiento pudiese llevarse el crucero a una ubicación definitiva para que no vuelva a quedar almacenado», comenta la directora de la ESAPA, Carmen Álvarez-Rúa.
El crucero de San Telmo es una pieza de granito del siglo XIV, propiedad del Ayuntamiento de Avilés, que se caracteriza por la escultura del santo que aparece en su fuste. Vinculado en origen a Sabugo, el crucero ha estado ubicado en diferentes espacios de Avilés a lo largo de su historia. En 2004, cuando estaba en la plaza del Carbayedo, un camión de reparto impactó contra él y lo fracturó en cinco partes.
«A raíz de aquello, pasó un tiempo en el antiguo depósito que estaba en la Divina Pastora. Después, el Ayuntamiento decidió trasladar el crucero a la Escuela de Arte para proceder a su intervención con la idea de devolverlo en su día a una ubicación en la ciudad», explica Luis Saro, uno de los docentes del departamento de escultura de la ESAPA que, junto a la profesora Alma Barberena dirigió, la restauración del crucero.
Dado el valor patrimonial de la pieza, durante el proceso de restauración de la original, «se decidió realizar una réplica exacta en resina para poder colocarla en el exterior y se planteó en un primero momento conservar el crucero original en el interior del Museo Urbano de Avilés», indica Saro. Por el momento, la reubicación del crucero de San Telmo en el Museo parece ser la opción más probable, «aún se están estudiando las posibles ubicaciones para ambas piezas y no hay nada concreto», apunta.
La intervención del crucero de San Telmo en la ESAPA se prolongó a lo largo de unos dos años y medio. Primero se llevó a cabo « una limpieza general con un tratamiento biocida contra los hongos y musgos que traía, una desalación, así como una protección y la consolidación de fragmentos rotos», apuntan Luis Saro y su compañera de departamento, Alma Barberena.
Aunque la restauración del crucero de San Telmo no implicó una gran dificultad ya que «el granito es una piedra muy agradecida», los restauradores lamentan el estado con el que llegó la pieza.
«La desgracia de este crucero fue que antes de llegar a la ESAPA se encargó una limpieza a una empresa no profesional que lo trató con arena demasiado abrasiva y erosionó mucho la talla del santo. Hay fotografías históricas que muestran que la talla presentaba un relieve mucho mayor», explica Luis Saro.
Como curiosidad, se pensó que la cruz original que corona el crucero estaba colgada en el techo de la antigua iglesia de Sabugo, «aunque luego constatamos que no, ya que el encaje no coincidía». Ante la falta de la cruz original y «teniendo esta otra cruz descontextualizada se decidió restaurarla para ubicarla en la parte superior del crucero de San Telmo», concluye.
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