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La actividad incluyó la visualización de los macroinvertebrados que viven en el río. :: FOTOS: MARIETA
Un salvavidas para anfibios

Un salvavidas para anfibios

El grupo Mavea enseña a rescatar renacuajos de la piscina de Sollovio en una jornada de exploración del entorno del río en Illas

EVA HERNÁNDEZ

Domingo, 6 de febrero 2022, 01:04

Enseñar cómo contribuir a salvar los anfibios que se quedan atrapados en la piscina del área recreativa de Sollovio era uno de los objetivos de las actividades que ayer realizó el Grupo de Ornitología Mavea con motivo del Día Internacional de los humedales, acontecido esta semana.

Junto a un grupo de unas treinta personas, los voluntarios de Mavea prepararon una jornada que entretuvo a pequeños y grandes. La primera de las actividades consistía en construir unas rampas artesanales, «durante el invierno, la piscina acoge a una cantidad de animales muy atrevidos que se meten en ella para llevar a cabo las puestas», explicaba el monitor, Juan Carlos Vázquez. Tan solo un vistazo al agua de la piscina permitía observar cómo los pequeños renacuajos nadaban a sus anchas por la masa de agua.

Tras depositar algunos de estos renacuajos en una botella para que los asistentes pudieran verlos mejor, Vázquez procedió a empezar a realizar la rampa, «gran parte de los anfibios realizan su vida fuera del agua, por eso es fundamental que salgan. Los sapos solo se meten para hacer esas puestas», afirmaba Vázquez. Dos tablas eran suficientes para realizar esta rampa, una quedaría flotando en el agua metida por el borde de la piscina y la otra estaría enganchada a esta con dos bridas de forma vertical, luego solo había que taparla con una lona. Con tan solo este sencillo invento, los anfibios conseguirían ser salvados.

Al final de esta actividad Vázquez tenía una sorpresa para los asistentes, un cubo escondía en el fondo una gran cantidad de piedras marrones en las que un sapo se camuflaba en su interior, «no hay que tocarlo mucho porque respira a través de su piel y podemos dañarle», decía el monitor, que también traía un pequeño acuario en el que sorprendía la cantidad de fauna que en él habitaba. Lo más llamativo fue una rana donde se podía «apreciar la diferencia respecto al sapo, son familias distintas», pero también había tres tritones, uno de ellos, el tritón ibérico, llamaba la atención por el vistoso color naranja de su barriga.

Otra de las actividades fue la exploración de macroinvertebrados en el río Faxeras, desde zapateros hasta efímeras o un caracol de quimper (solo se encuentra en Asturias y Gran Bretaña) fueron algunos ejemplares que se encontraron. Los más valientes, ataviados con botas de agua, bajaron hasta el río para avistar más fauna y flora típica del lugar.

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