Saint-Gobain anuncia el cierre de Sekurit en Avilés y negociará el despido de sus 160 trabajadores

«Es una medida muy dolorosa para mí», transmitió ayer José Antonio Piqueras, actual responsable de Sekurit en España, y que en su momento dirigió las instalaciones de La Maruca que, tal como avanzó ayer la edición digital de este diario, ahora afrontan un proceso de cierre.

No es la primera vez que Saint-Gobain pone sobre la mesa cesar la actividad de Sekurit en Avilés, si bien en esta ocasión la sensación de todas las partes es que no hay vuelta atrás y la multinacional francesa acabará ejecutando una idea que ya había planteado años atrás a los sindicatos: centrar en Avilés la producción para la construcción y en Arbós, la actividad vinculada con el sector del automóvil.

De hecho, en la carta remitida ayer por Piqueras a los trabajadores, se destaca que la medida sólo afecta a Avilés y en ningún caso perjudicará al resto de instalaciones de Sekurit en España.

También ayer, el máximo responsable de Glass en España, Javier Fernández, remitió un comunicado a sus colaboradores avanzando la noticia del cierre de Sekurit y ofreciendo la disponibilidad de su departamento a colaborar en la recolocación de la plantilla afectada para minimizar el impacto.

Dentro de la cultura corporativa de Saint-Gobain, la existencia de ambas cartas evidencia que la decisión viene avalada, sino impuesta, desde la dirección central de París, y no existe un margen para revocarla, al contrario de lo que sucedió en 2022.

En ese año, Sekurit planteó una profunda reorganización incluyendo un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para eliminar 42 puestos de trabajo ante los problemas del sector del automóvil. Por primera vez en su historia, la empresa se encontraba en números rojos. Además, no era una situación coyuntural, sino que se explicaba por el cambio de modelo en su mercado.

La propuesta generó un profundo rechazo en la plantilla y finalmente pudo ser retirada tras una huelga de veinte días. Sin embargo, desde entonces, la situación del sector del automóvil no ha registrado ninguna mejora y la división ha mantenido sus números rojos sin que, desde entonces, las instalaciones de Avilés recuperasen su estabilidad económica.

En ese contexto, además, la dirección mundial lanzó el mensaje de que cerrarían las instalaciones deficitarias al comprobar que lograban mejores resultados al concentrar las inversiones en los equipos rentables. De esta manera, la sucesión de tres años en pérdidas ha terminado desencadenando el fin de Sekurit-Avilés.

De hecho, en la comunicación de ayer, los directivos de la empresa transmitieron la idea de que se trata de una medida irrevocable en la que sólo queda definir las condiciones sociales.

En este punto es necesario recordar la organización interna de Saint-Gobian en Avilés. Aunque exteriormente es una única empresa, en su organización interna se trata de dos estructuras independientes, cada una con sus propios equipos directivos. Así se habla de la división de Glass y de Sekurit. También cuentan con contabilidades independientes, si bien el comité de empresa es común.

En la actualidad, económicamente su realidad es dispar. Frente a las pérdidas de Sekurit, Glass se encuentra en beneficios. No son los mejores de su historia, pero aportan una cierta tranquilidad en la que sólo existe una sombra: la necesidad de renovar su horno float.

Esta instalación es el corazón de la fábrica de Glass. Es una tecnología que obliga a la construcción de los equipos de manera periódica. Y, actualmente, Avilés debe afrontar esa inversión. De hecho, mañana miércoles, 10 de abril, la dirección de Glass ha convocado a los sindicatos para hablar del plan de inversiones y el futuro del float.

La existencia de un conflicto en estos momentos puede ser contraproducente para el futuro de la actividad. Esta coincidencia avala la impresión de que la decisión del cierre es firme y que al comité de empresa tan sólo le queda abordar la salida de los trabajadores.

De hecho, ayer, ambas direcciones planteaban la necesidad de un proceso con poca conflictividad, si bien se da por descontado que a lo largo de las próximas semanas habrá huelgas y protestas.

En la reunión de ayer, la dirección avanzó que su objetivo es reducir los despidos puros y duros. Una vía habitual en Saint-Gobain son las recolocaciones en otras empresas del grupo, comenzando por Glass. Desde hace dos años, la compañía viene estudiando nuevas inversiones para avanzar en la economía circular y podría ser otra puerta al empleo. También se estudiarán posibles jubilaciones y se ha avanzado en la idea de contratar a una consultora para gestionar incorporaciones a terceras empresas.