Los usuarios y familiares de la asociación Rey Pelayo llevan meses a la expectativa. Después de años clamando por una nueva sede que diera respuesta a sus necesidades, el año pasado les fue concedida una ayuda europea de un millón de euros para construir ... un proyecto valorado en unos 2,7 millones que se levantará en una parcela municipal cedida por el Ayuntamiento. Pendientes de la firma de un convenio entre consistorio y Principado que pueda comenzar a liberar el dinero, ahora trabajan en dos frentes: por una parte, en conseguir la financiación restante, para lo cual están solicitando la colaboración de empresas privadas, y por otra, en redimensionar el proyecto para tratar de abaratar los costes del mismo.
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Ya se había planteado una construcción en dos fases Lo que se baraja, a priori, es reducir el inmueble en metros cuadrados, con una primera fase de unos mil para los talleres, el comedor y las zonas polivalentes, y una segunda de quinientos, en la que se ubicaría la zona de administración.
El nuevo proyecto es algo menos ambicioso que el primero, ya que se barajaba un inmueble adaptado a la pendiente de la parcela e integrado en el entorno, y ahora lo que se plantea es llevar a cabo una construcción en plano construyendo un muro de contención. Todos estos cambios permitirían reducir los costes a un millón y medio de euros, por lo que la financiación necesaria se reduciría notablemente. Y con ello sus posibilidades de salir adelante, que es el principal objetivo que persiguen.
Las obras
La previsión inicial es que las obras puedan comenzar a finales de este año para que la nueva sede de la asociación de personas con discapacidad intelectual pueda estar lista a principios de 2026, pero todo depende de cuándo pueden comenzar a disponer del dinero procedente de Europa. Será una construcción modular en la que un aspecto fundamental será la integración en el entorno. La idea es levantar el inmueble en la parte baja de la parcela, frente al parque público, aprovechando al máximo la luz natural y transmitiendo una sensación de encontrarse dentro de la naturaleza, con un concepto de «plaza cubierta» en la que la accesibilidad será una de las claves, ya que los usuarios tienen diferentes grados de discapacidad y en algunos casos problemas de movilidad.
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