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J. F. G.
AVILÉS.
Miércoles, 31 de julio 2019, 01:03
Nuevo nido de avispa asiática (vespa velutina) en El Quirinal, a la puerta de la vivienda unifamiliar en la que el viernes los bomberos ya retiraron uno, con la diferencia de que en esta ocasión no era primario sino secundario, el último y el más grande de los tres que construye a lo largo de su ciclo vital. «Era como un melón», asegura su propietario, Juan Barbón, que se enteró de la presencia de tan indeseable vecino al recibir una picadura.
Pudo ser peor. El nido estaba en el interior de una caja de camión frigorífico ligero depositada en una finca vacía situada enfrente de su propiedad, en el número 3 de la calle El Montán, muy cerca del Instituto Número 5. «Menos mal que no abrió la puerta. Si llega a hacerlo con casi total seguridad habrían salido todas a por él», asegura José Ángel Villota, presidente de la asociación de apicultores de Avilés.
Barbón, que se disponía a tirar la basura cuando recibió la picadura, comunicó la presencia del nido al 112 Asturias, y la respuesta fue inmediata. Apenas un par de horas después una dotación de bomberos del parque de Avilés retiraba el nido. Según Villota, «podría tener miles de avispas, y si no hubiera sido retirado seguiría aumentando de tamaño hasta el mes de octubre. Pueden alcanzar hasta metro y medio de diámetro», añadió.
La llegada del otoño trae la muerte de la vespa velutina a excepción de las reinas, que entran en período de hibernación. Lo abandonan a finales de invierno o principios de primavera, y según subraya Villota es el momento idóneo para luchar contra esta plaga. «Nada más salir de hibernación la reina hace un nido embrionario y tiene que salir a cazar. Es en este fase inicial cuando resulta más vulnerable. Aún no ha empezado a reproducirse, y por cada reina que se elimina se impide el nacimiento de miles de obreras». Como muestra de su capacidad reproductiva basta decir que todas las velutinas de Europa proceden de un único ejemplar, una reina que llegó en un barco a Burdeos (Francia) en 2004.
La mejor forma de cazarlas es con un trampa. «Basta con practicar uno o dos agujeros no muy grandes a una botella de plástico e introducir un atrayente, zumo de fruta y alcohol, pero hay que registrarse previamente en avisap.es». A estas alturas del verano los nidos secundarios ya están en construcción y el Principado ha aprobado el uso de explosivos para acabar con ellos.
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