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Si algo unía a los avilesinos Zaiha Ovies, Juan Esteban Madiedo, Deiner Tademo y Marcos González, aún sin conocerse entre ellos, era la desorientación y falta de motivación cuando estudiaban la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en el instituto. Un día les dieron una charla sobre el 'Proyecto Transit' en una tutoría y a todos les sonó bien. Un año o varios después, todos han encarrilado su vida, realizan unos estudios que les gustan y, sobre todo, han conocido a gente nueva con la que realizan muchas actividades diferentes e incluso viajes internacionales.
El concejal de Educación, Juan Carlos Guerrero, ha participado este martes en la jornada de evaluación de este programa para la prevención del abandono escolar junto a personal técnico municipal del servicio de Educación y profesorado de los institutos públicos. Guerrero ha querido poner en valor un proyecto que lleva desarrollándose desde el año 2011 y que «pretende esa ayuda que necesita un tipo de alumnado para seguir adelante para encontrar su futuro o solventar una serie de dudas. Son proyectos muy importantes porque ayudan a personas, que es nuestro principal objetivo».
Zulema Cadenas, su coordinadora, ha explicado que pasan al año unos 75 alumnos de los cinco institutos públicos de Avilés. «Son los equipos de orientación los que eligen los grupos-clase. Creemos que este proyecto vale para todo el alumnado. Sí que es verdad que en algunos grupos hay alumnado desmotivado o que el sistema no está tan preparado para atender a sus necesidades y su estilo de aprender y lo que se les da bien, y creemos que en esos grupos es más útil», ha explicado.
Transit ofrece apoyo y llega a esos «chicos y chicas que no enganchan tanto con ellos (profesores del instituto) y además tenemos capacidad de atenderles durante más años. Nosotros los conocemos en las clases, pero el proyecto dura todo el año y durante muchos años. Son los jóvenes los que dejan de utilizarnos».
No tiene un cien por cien de adherencia, pero los treinta o cuarenta jóvenes que participan al año en actividades ajenas al currículum escolar o la veintena que se queda en Transit durante años demuestra que el programa funciona. «El año pasado hicimos una evaluación con chicos y chicas que habían participado en Transit en los últimos ocho años y nos dijeron cosas muy bonitas como 'Jo, gracias a este proyecto me di cuenta de que no era tanto o de que podía hacer muchas más cosas de las que pensé que podía hacer o de que había oportunidades para personas que no sacan buenas notas o me di cuenta de que me gusta mucho más hacer esta cosa de lo que pensaba'», ha compartido Zulema.
Zaiha Ovies, por ejemplo, tiene 23 años y reconoce que «si estoy estudiando ahora mismo Programación es gracias a ellos». Participó en Transit hace unos años, cuando estaba en secundaria, y «tuve mi etapa de vaguear un poco, yo creo que como todos los adolescentes». «Zule y Fabio me ayudaron un montón porque yo no sabía qué estudiar. Hablando con ellos de que me molaban mucho ordenadores, videojuegos y cosas así, me encaminaron para delante». Ahora, echa una mano para ayudar a otros jóvenes.
Juan Esteban Madiedo reconoce que cuando estaba en 4º de ESO no sabía qué hacer después. «Llegaron ellos y nos hablaron en tutoría (...). Nos daban muchas charlas que nos sirvieron», a él por ejemplo para estudiar un ciclo de Carrocería en el CIFP Avilés. Ahora sigue «por conocer gente y socializar».
En la misma línea, Deiner Tademo, de 16 años, y también estudiante de Carrocería, afirma que cuando llegaron a su instituto «desventajas no vi. Me gustaron las actividades y sigo en el Transit porque soy muy extrovertido, me gustan las actividades, conocer gente nueva,...».
Esas actividades son muy variadas y los intercambios internacionales son una de ellas. Uno que hubo en Alemania fue la primera oportunidad de Marcos González de viajar al extranjero. «Empecé hace cuatro o cinco años y cada vez que necesitan ayuda, vengo», asegura tras afirmar que le ha «pillado» cariño al programa.
Afirma que cuando se apuntó «estaba aburrido, tampoco tenía muchos amigos y Transit me ayudó a socializar, a llevar mi vida». Estudió Mecanizado, que no le gustó, y ahora trabaja como camarero en una sidrería-restaurante y aunque le gusta, también querría probar otros trabajos.
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