«Tenemos que trasmitir la historia, no podemos dejar que se pierda»
Pilar Rodríguez. Presidenta de la Asociación Pedro Menéndez ·
«Habia que sacar a pedro Menéndez a la calle porque era un gran desconocido y no podía ser. Es importante la labor de divulgación»
ROSA FUENTES
Jueves, 23 de junio 2022, 13:22
Tiene ese don de gentes que le obliga a pararse a cada instante en el caminar diario. La conocen de siempre, de cuando sus padres tenían aquella zapatería, Calzados Remigio, que estuvo abierta más de cien años, donde a ella le gustaba despachar, guardar y empaquetar. De joven llegó a la Facultad de Biología, pero no consiguió conciliar con los temas, así que se matriculó en Comercio y se convirtió en una perito mercantil que, después de mucho estudiar y opositar, encontró su lugar cara al público, en la Caja de Ahorros de Asturias, y allí estuvo hasta 2011, aquel año en el que a tantos empleados los mandaron para casa, y también a ella. Ahora Pilar Rodríguez (Avilés, 1952) es una vecina que mira por su vecinos y también una elegante dama del siglo XVI que pasea la historia por las calles de su ciudad.
– Tantos años con responsabilidad en la Asociación Pedro Menéndez, también habrán tenido algo que ver con que sea tan conocida.
– Claro, también por eso. Entré en la asociación en 2009, como tesorera, y desde el año 2014 estoy de presidenta y eso te hace relacionarte con mucha gente.
– ¿El asociacionismo le ha gustado desde siempre o es cosa de los últimos años?
– He sido inquieta y lo sigo siendo, y participar en determinados eventos producen una gran satisfacción. En 2016 fui pregonera de la Semana Santa y lo recuerdo como un momento muy emotivo porque me bautizaron, hice la Primera Comunión, me confirmé y me casé en la iglesia de San Nicolás, donde se dio el pregón, e incluso las cenizas de mis padres, y ahora las de mi marido, permanecen en la cripta de esta iglesia, así que para mí fue extraordinario. Supuso, además, una resposabilidad muy grande porque tuve que leerlo, pero también escribirlo.
JUVENTUD
«En Avilés tenemos una muy buena cantera de jóvenes capaces de triunfar en muchos ámbitos»
– En la asociación no es solo la presidenta, es una dama que viste trajes de época y que teatraliza la historia. ¿Cómo es de importante el pasado a la hora de afrontar el día a día?
– La historia resulta de un gran valor para todo. Nosotros la recibimos y tenemos que seguir transmitiéndola, no podemos dejar que se pierda.
– ¿Por eso la asociación que preside tiene un carácter histórico tan marcado?
– Había que sacar a Pedro Menéndez a la calle y dar a conocer su historia porque era un gran desconocido y eso no se puede permitir. El patrimonio que recibimos no es nuestro, pero tenemos que dejárselo a los jóvenes para que se siga manteniendo. Por eso es tan importante la labor de difusión y divulgación.
– ¿Se considera, entonces, una transmisora de la historia?
– Igual es mucho decir, pero ponemos nuestro grano de arena. Recuerdo cuando hicimos aquella adaptación infantil de la historia que se llamó Pedro Ratonchi y los niños no perdieron la atención, les gustó muchísimo.
– Igual la historia no es el tema que más le llama la atención a los jóvenes, ¿no cree?
– Algo hay, pero estoy segura de que no todos los jóvenes andan con el botellón y la droga. Igual aquí no tienen medios y se tienen que ir a otro lugar, pero creo que hay una buena cantera de jóvenes capaces de triunfar en muchos ámbitos, que han de ser un orgullo para la ciudad. Hay cantantes, gaiteros, actores, pintores. Es una cantera increíble y tenemos que apostar por ella.
ACTIVIDAD
«Cuando me jubilé dije que no quería ser maruja y seguí siendo muy activa, no quedé en casa»
– Tiene dos hijos que forman parte de esa juventud a la que admira. ¿Cómo es su relación con los jóvenes?
– Tengo un hijo de 29 y una hija de 25 años, que fueron adoptados y son maravillosos. Viven conmigo y estoy encantada. Me gusta relacionarme con la juventud. Prefiero estar con ellos tomando algo porque me interesan los temas de los que hablan, mucho más que las enfermedades de las que solemos hablar los mayores. Lo que sí tengo que hacer es pedirles disculpas por el tiempo que perdí de estar con ellos por estar dedicada a la asociación.
– Perdar a su marido fue un golpe difícil de superar, sin embargo no se ha quedado parada en el tiempo y ha seguido adelante con sus actividades y con su vida social. ¿Es una manera también de aplacar el dolor?
– Juntos, hacíamos mucha vida familiar y nos gustaba viajar. Yo siempre fui de tener actividad y muchas aficiones que fueron cambiando con el tiempo. Hice piragüismo, kárate, tenis, aunque aquí me dí cuenta de que la pelota era mucho más grande que la raqueta (risas), leía mucho más de lo que leo ahora. Así que cuando me jubilé dije que no quería ser maruja y seguí haciendo cosas. Por eso, al perder a mi marido seguí con la misma tónica. En el momento que te queda en casa, dejas de ser activa. Eso lo heredé de mi padre que siempre decía que si se caía el techo, no quería que le pillase dentro de casa.
– Es fácil verla con mantilla en Semana Santa o con la vestimenta de las obras de teatro que llevan a escena desde la asociación. ¿Le gusta disfrazarse, interpretar personajes?
– Me gusta implicarme en la Semana Santa y también ayudo a preparar la alfombra de flores del Corpus. En cuanto a la asociación, los trajes son preciosos. Vamos vestidas con ropas que no había en aquella época, pero ya de hacerlo, que sea algo bonito. Tengo cuatro trajes diferentes para la teatralización y me gusta mucho ponérmelos, aunque para alguno necesito ayuda porque llevan ballenas por debajo de la tela.
– ¿Se cree los papeles que interpreta?
– Al principio siento vergüenza, pero en un rato te vas haciendo con el personaje y tiras para adelante y lo disfrutas.
ASOCIACIONISMO
«Entré en 2009 en la asociación y el cargo te permite tener relación con gente, eso es importante»
– Lleva toda una vida en Avilés. ¿Le resulta una ciudad apetecible para residir?
– Nací aquí y era una ciudad a la que no le dábamos importancia. Incluso años más tarde, cuando mi marido estaba enfermo, en el hospital de Oviedo, salía de allí con un concepto de ciudad muy alto y cuando llegaba a Llano Ponte me daba un bajón impresionante porque todo estaba sucio y oscuro. Sin embargo, eso ya no es así. Desde hace unos años resurgió mucho, está muy guapa y a la gente le encanta vivi aquí o estar de visita. Da gusto ver el casco histórico, aunque es una pena que no se hayan conservado más edificios antiguos.
– ¿Y qué tal se lleva con sus vecinos?
– Muy bien. Vivo en un edificio pequeño. Los problemas surgen más en comunidades grandes.
– El objetivo inicial de la asociación, contralar la droga y la violencia, sigue vigente
– Se cumplió en su momento, pero ahora sugen otra vez los problemas, así que hay que seguir, aunque hacemos otras muchas cosas, abarcamos mucho. No entiendo qué se saca de hacer pintadas. Habría que educar mejor.
«No me gustaría vivir en el siglo XVI, yo necesito ser libre»
–¿Le hubiera gustado vivir en los años de Pedro Menéndez?
–Creo que no. Entonces a la mujer se la trataba como a un animalín, no podía hacer nada sola y eso no me gusta. Una vez que fui a comprar un vestido muy caro con mi suegra, le dije que tendría que comentarlo con mi marido, y ella me dio una gran lección, me dijo que si me levantaba todos los días para ir a trabajar, tenía que disponer del dinero libremente. Me hizo ver que si trabajo soy libre, y yo necesito ser libre.
–Tuvo suerte, porque normalmente las cosas no eran así en los años de su juventud.
–Yo me siento muy afortunada. Tanto que a veces me llamo a mí misma la marquesa de la calle La Fruta, que es donde nací.
–Pero las marquesas no trabajan tanto como lo ha hecho usted.
–Claro, por eso lo digo en broma, porque a mí costó mucho esfuerzo estudiar y luego opositar, pero fue bien porque tuve un buen trabajo.
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