«Valoro más este premio que los conseguidos en el campo»

– No es la primera vez que reciben un premio, pero ¿qué siente en esta ocasión?

– La verdad es que valoro más este premio que nos dais en LA VOZ que los conseguidos en el campo, y mira que hemos hecho historia. Al final, como nos ocurrió con la Cofradía del Colesterol, se trata de premios a los que no te presentas, por los que no compites. Son premios que, digamos, te otorga la ciudad por el trabajo que has realizado. En el club estamos muy orgullosos.

– Conocemos bien la historia del Belenos. Pero, ¿cómo empezó Felipe Blanco en el mundo del rugby?

– Pues fue a los 14-15 años. Yo había jugado al baloncesto en el San Fernando, en el Nueva Base... Por circunstancias lo dejé y, después de unos meses sin hacer deporte, Nachone me animó a probar el rugby, entonces en la Atlética Avilesina. Yo solo lo conocía por ver algún partido por La 2. Fui al Suárez Puerta, recuerdo que en el primer entrenamiento me rompieron la camiseta pero me enganchó. Fui citado para jugar ese mismo fin de semana, ya con mis botas Marco en el antiguo campo de La Luna, y ganamos a La Calzada. Llegamos a unos vestuarios que eran como barracones, con mangueras con agujeros por duchas, llenos de barro, pero me enganchó y hasta hoy.

– En 1998 llegó la fundación del club, con la sección de rugby de la Atlética como embrión. ¿Qué recuerdos guarda de aquello?

– Yo tenía 19 años, apenas llevaba cuatro jugando al rugby, así que en aquella decisión tuvieron más peso lógicamente los jugadores más veteranos de la Atlética y allegados. Y sobre todo Ribot. Él había creado ya un club en Madrid y nos animó a dar el paso, porque no teníamos ni camisetas para jugar, estaban rotas... Necesitábamos mejorar y el paso era crear nuestro propio club y tomar nuestras decisiones.

– Y apostaron por 'Belenos'... ni rastro de la palabra Avilés.

– Sí, porque de aquella fue cuando nos quedamos sin el Suárez Puerta y empezó la peregrinación por los diferentes campos de la comarca e incluso de fuera. Realmente no sabíamos dónde íbamos a jugar, solo que iba a ser en Asturias, y la gente más veterana prefirió un nombre más general, por si acaso. Mi generación sí que tuvo claro que queríamos jugar en Avilés y, afortunadamente, lo pudimos conseguir.

– Dice 'Pirra', otro de los fundadores, que Mike os animó a practicar rugby, Ribot a jugar y David Méndez a competir. ¿Está de acuerdo con eso?

– Totalmente. Es verdad que Fer fue mi primer entrenador, pero Mike fue el que nos enseñó a ser un grupo, una familia. Con Ribot empezamos a jugar de verdad al rugby, a dar cuatro o cinco pases seguidos y ascendimos a Primera Nacional. Y luego ya Méndez consiguió que nosotros, un grupo de amigos con buenas aptitudes pero que no éramos profesionales, porque nos gustaba bastante la fiesta, nos lo tomáramos más en serio hasta conseguir ascender a División de Honor B.

– ¿Qué significó eso para ustedes? ¿Lo podían imaginar?

– Para nada. Como siempre digo, cuando empezamos con este club no pensábamos más allá de comprar unas camisetas, vender lotería, jugar el fin de semana y divertirnos en el tercer tiempo. No éramos solo un equipo de rugby, éramos una familia que hacíamos todo juntos. Fueron pasando los años, llegó internet, empezamos a ver que podíamos ir ascendiendo de categorías, llegó algún refuerzo de fuera y aprovechamos la oportunidad. Fueron unas temporadas increíbles donde disfrutamos muchísimo. Nunca lo vamos a olvidar.

– Llenaron el campo, pero dicen que el juego de ese equipo poco tiene que ver con el de ahora...

– Nada que ver. La gente que venía a vernos nos quería mucho. Éramos un equipo muy luchador, pero limitados técnicamente. Como digo, nos costaba dar más de cinco pases seguidos. El día que uno hacía una carrera de 25 metros era una fiesta. Lo de ahora no tiene nada que ver. Más allá del ascenso, que era inimaginable, ahora en el equipo tenemos atletas que viven por y para el rugby y eso se nota. Venir a ver al Pasek Belenos esta temporada era venir a disfrutar de un espectáculo deportivo de élite.

– Tocaron la gloria en 2007 y en 2010 cambió la camiseta por la americana para ser presidente.

– Sí, aunque lo seguí compaginando unos años, hasta que vi que era imposible. Mi llegada a la presidencia fue un 'engaño' de David Méndez. Vio algo en mí para el cargo y me animó a dar el paso diciendo que él iría conmigo en la candidatura como vicepresidente. Al final él se marchó y yo me quedé hasta hoy. Inicié un proyecto a largo plazo, apostando primero por Bélar como entrenador del primer equipo y por Gabel en la escuela y poco a poco lo fuimos refinando hasta lo que es hoy el Belenos.

– ¿Cuál ha sido la clave del éxito de estos doce años?

– Hay muchas. Primero tener las cosas claras. Había dos maneras de hacer crecer al Belenos:de abajo arriba o de arriba a abajo. De abajo a arriba seguramente también podríamos haber llegado a donde estamos ahora, pero habríamos tardado mucho más. Para mí lo mejor era empezar por arriba, por el primer equipo, y creo que no nos ha salido mal. La imagen del club empezó siendo el primer equipo y eso nos dio visibilidad, atrajo a la gente y a partir de ahí empezamos a construir la escuela. La gente cada fin de semana en el Muro de Zaro quería espectáculo. Se lo hemos dado y de ahí el apoyo que hemos tenido esta temporada. Además, con el tiempo toda la familia del Belenos se ha ido uniendo a esta filosofía y en el día del Pozuelo casi todos los fundadores del club estaban en la grada.

– La conversación con Román que dio lugar a su llegada al Muro de Zaro, los campos de La Toba... Ha habido hitos muy importantes que propiciaron el crecimiento del club.

– Sin duda. Siempre estaré agradecido al Ayuntamiento de Avilés. Tanto al PSOE desde el gobierno como al resto de la corporación. Nosotros éramos un grupo de amigos que jugábamos al rugby y bebíamos cerveza y poco a poco fuimos transformando el club. Estuvimos presentes en el día a día de la ciudad, multiplicamos nuestros números en la escuela, apostamos por un equipo de competición que fue ascendiendo categorías, y al final el Ayuntamiento lo vio, vio que éramos serios, que lo que decíamos lo cumplíamos y así han ido llegando la mejora y la construcción de nuevas instalaciones. Si el día de mañana me voy, lo haré dejando tres campos de rugby en Avilés. Eso hace unos años era imposible de imaginar.

– Algunos le achacan que hay muchos extranjeros en el primer equipo. Que falta cantera.

– La realidad es la que es y aunque tenemos una generación muy buena que empezó con Jordi –Sánchez–, después estuvo con Juan Palero y desde hace dos años conmigo: los Manu Cao, Iyán y compañía, que sí esperamos que puedan llegar a la edad sénior con posibilidades de hacerse un hueco; lo cierto es que a día de hoy el salto entre nuestros sub 18 la División de Honor es un abismo. Para competir contra los mejores necesitamos a jugadores de primer nivel, que además demuestran a los de casa que, si se trabaja y se quiere, se puede llegar. Al final son chavales de 20, 21 y 22 años que lo que hacen es entrenar y entrenar. Gente de la casa como Nacho o Xatu, a base de esfuerzo también han conseguido llegar ahí. Y también tenemos nuestro equipo regional y la temporada que viene estrenaremos el sub 23 junto con el Llanera. Habrá espacio para todos.

– Estamos en año de elecciones... ¿Se presentará?

– Tenemos que ver cuando las hacemos, porque tampoco queremos entorpecer la gestión del club en estos momentos tan importantes. Me gustaría seguir, pero no tiene por qué ser como presidente. Me encantaría que alguien ocupara ese puesto y yo me quedara como director deportivo y gerente.

– Una doble. Permanecer en División de Honor sería... y ¿qué retos de futuro se marca?

– Sería como ganar una Copa del Rey. Algo de un valor incalculable. Y, de cara al futuro, ampliar la directiva con gente que pueda gestionar, mejorar el departamento de márketing, aumentar los entrenadores de la escuela... Mi cabeza no para de pensar.