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J. F. GALÁN
AVILÉS.
Sábado, 30 de junio 2018, 03:34
Diana Caballero y Cathel Allende escenificaron ayer con un prolongado beso las reivindicaciones de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero, el colectivo LGBT. «No somos maricones, ni bolleras ni travelos. No somos unos viciosos ni unos promiscuos. Somos mucho más que los prejuicios que nos imponen», ... proclamaba un manifiesto acogido con vítores y aplausos por los asistentes al acto central del primer Día del Orgullo de la Diversidad celebrado en Avilés.
También se repartieron condones, lubricantes y guías de sexo seguro, se leyeron poemas y, tras el beso, un colorido desfile en el que participaron unas 120 personas, en su mayoría jóvenes o muy jóvenes y con claro predominio femenino, recorrieron las principales calles de Avilés. Unos en 'la Chocolatera' y otros a pie, marchaban envueltos en la bandera arcoris y sumergidos en un mar de globos multicolor al grito de 'Sobreviviré', canción de Mónica Naranjo elevada a la categoría de himno por el colectivo LGBT. Cerraban la comitiva una 'foquina drag' y una pancarta con la leyenda 'Ley Integral Trans en Asturias'.
El manifiesto fue leído a las seis de la tarde a las puertas del Ayuntamiento, en cuyo balcón principal ondeaba la bandera a franjas de colores rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta que desde 1978 simboliza el orgullo gay. Comenzaba así: «Nos encontramos aquí en un aire festivo, cómodo para todos los colectivos, para personas de todas las edades, identidades, orientaciones, expresiones de género, etnias y culturas, pero no debemos olvidar el motivo que aquí nos aguarda, la lucha de un grupo oprimido. En 2017 solo en Madrid se contemplaron 316 agresiones hacia nuestro colectivo, sin contar aquellas que ocurrieron dentro de los muros escolares y en el precario ámbito laboral».
Hubo palabras de agradecimiento «para las compañeras transexuales racializadas de Stonewall que iniciaron este movimiento. Puede que hayamos pasado de ocupar las calles con palos y piedras a hacerlo con arcoiris y música, pero el objetivo sigue siendo el mismo. Aunque los resultados aún se vean distantes nuestras ganas de gritar no han disminuido ni un ápice», decía el manifiesto, leído de forma alterna por varios de los presentes.
Era un alegato. «Nuestro objetivo fundamental es la enseñanza, una educación sexual para todas las personas desde pequeñas. Queremos dejar de ser el maricón de la serie, la bollera que muere a manos del más loco o la mujer trans representada por un hombre con peluca. Queremos ser protagonistas de las historias y que no se centren en nuestro mariconismo. Gracias a todas vosotras hoy estamos escribiendo historia. Esperamos, señora alcaldesa, que este Orgullo LGBT sea el primero de muchos».
Entre los presentes estaba la concejala de Igualdad, Raquel Ruiz, así como representantes de algunos grupos de la oposición. De otros no.
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