Secciones
Servicios
Destacamos
RUTH ARIAS
AVILÉS.
Sábado, 23 de noviembre 2019, 02:14
El mes pasado el Banco Santander cerró dos de sus cuatro oficinas en Avilés en medio de un complejo proceso de reajuste y reestructuración a nivel nacional que contempla la clausura de un total de 1.150 sucursales en todo el país. Es solo el último capítulo de un largo proceso que se inició hace ahora una década y que ha cambiado por completo no solo el sector, sino también la propia ciudad, que ha perdido hasta la mitad de sus oficinas en este tiempo.
Los datos que maneja el banco de España hablan de que en el año 2009, antes de que se iniciase el ajuste, había en Avilés 68 oficinas bancarias abiertas, una cifra que ahora se reduce a tan solo 36 y que amenaza con bajar aún más. La mitad de los bancos o cajas con presencia en la ciudad tan solo disponen de una oficina. Los clientes, por tanto, se ven obligados a desplazarse al centro para realizar unas operaciones que, por otra parte, cada vez están más limitadas. Se acabaron los tiempos en los que había una oferta amplia en los barrios, que cada vez se ven más limitados.
Solo cuatro entidades, Liberbank, SabadellHerrero, la Caja Rural de Asturias y el BBVA mantienen una cierta red en la ciudad y, además de sus oficinas principales en el centro, llegan a otras zonas como Llaranes, La Luz, Versalles, Villalegre o El Quirinal, donde las opciones son cada vez más escasas si lo que se busca es tener una oficina cerca de casa.
Uno de los casos más paradigmáticos fue el cierre de la sucursal de Liberbank, la antigua Cajastur, en Llaranes, que motivó las protestas de los vecinos. CaixaBank también bajó la persiana de su oficina de Palacio Valdés hace ahora alrededor de un año. En su caso, sin embargo, se produjo un aumento de plantilla, aunque concentrada en la calle de La Muralla, donde abrió un 'store' que suponía un cambio radical en su relación con los clientes.
La tendencia ahora es la de construir macrooficinas en las que desaparecen los tradicionales cajeros para poblarse de gestores personales, obligando a los clientes a realizar trámites como los ingresos, reintegros y pagos a través de los cajeros automáticos. Hace tres años fue Liberbank la que inició el proceso, sustituyendo incluso algunas de sus oficinas por cajeros inteligentes e interactivos, y luego esa misma línea la han ido manteniendo otros como CaixaBank, Abanca o, más recientemente, el Santander.
Por el medio han quedado un importante número de locales vacíos en el centro y en los barrios y se ha llevado a cabo un importante ajuste de personal, en la mayoría de los casos mediante medidas no traumáticas. De la ciudad han desaparecido algunas entidades como Bankia o la Caixa Geral, antiguo Simeón.
La destrucción de sucursales no ha tenido freno y ni siquiera se ha ido minorando con los años. Las operaciones de fusión de las antiguas cajas de ahorros primero y de los bancos después han ido obligando a reducir oficinas ante la duplicidad de redes. Ha sido el caso del Popular y el Pastor, luego absorbidos por el Santander, que primeramente había adquirido ya otros como el Banesto o el Central Hispano.
Falta por ver lo que ocurrirá en los próximos años con las oficinas de las entidades que mantienen mayor volumen de oficinas, como Liberbank, sometida ahora a un nuevo plan de ajustes, u otras que están apostando por una concentración que podría ser más intensa, como es el caso del Santander, cuyas dos sucursales se encuentran a muy poca distancia, o CaixaBank, que aún mantiene una sucursal en El Quirinal.
La tendencia está siendo a concentrarse en el eje de La Cámara y La Muralla, en el que están presentes la gran mayoría de la quincena de bancos y cajas con sede en la ciudad.
Más información
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.