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FERNANDO DEL BUSTO
AVILÉS.
Viernes, 24 de noviembre 2017, 02:17
El panel que desde el pasado junio se puede ver en la fachada del Centro del Acero de Avilés podría hacerse habitual en los edificios singulares en el plazo de un lustro, según las estimaciones realizadas ayer en la jornada con la que la Fundación ... ITMA venía a clausurar el proyecto ETFE-MFM que, desde 2012, le ha permitido desarrollar un nuevo material de construcción con la fusión de polímeros, led y células fotovoltaicas. El presupuesto alcanzó los cuatro millones de euros, de los que el 65% fueron aportados por la Unión Europea y el resto por los participantes, incluyendo empresas privadas.
«Ahora mismo, su principal utilización es para arquitectura singular. Pensamos que en un plazo de cinco o siete años podría introducirse en las ciudades», comentó Ramón Bernardo de la Rúa, director del área del Materiales Activos de la Fundación Itma. Este trabajo ha aportado muchas alegrías al Centro del Acero. No sólo por haber liderado la investigación, coordinando a los diferentes socios participantes, también por el segundo premio recibido el pasado mes de junio en la fase final de las premios Nanofy convocados por la Comisión Europea para impulsar la innovación en Europa.
Tan sólo en Avilés, un equipo de media docena de personas se ha encargado de liderar el proyecto. El investigador David Gómez ha dirigido los trabajos, contando con el respaldo de otros técnicos de la Fundación como Amador Menéndez, que asumió labores de coordinación técnica con el resto de responsables de la iniciativa.
«Hace cinco años, teníamos poco más de una pieza de cinco centímetros con un led rojo. Ahora construimos paneles cuadrados con un metro y medio de lado y que ofrecen toda la gama de colores». De esta manera David Gómez resume el trabajo que no se puede entender sin la experiencia previa de la Fundación. La innovación desarrollada en Avilés se dirige fundamentalmente a la arquitectura singular. El concepto de arquitectura textil se basa en la utilización de estos materiales polímeros que ofrecen una imagen especial al exterior de edificios, como puede sucede en el estadio del Bayer de Munich. Con el led se incorporan efectos luminosos y la célula fotovoltaica genera energía para reducir el consumo del panel, incluso para ser autosuficiente durante dos horas.
El reto de los investigadores era alcanzar esa fusión, lo que les llevó a buscar diferentes caminos. Por ejemplo, en vez de usar células fotovoltaicas de silicio, las conocidas por todo el mundo, aplicaron las orgánicas. «Son novedosas, comienzan a desarrollarse ahora y al integrarse con el polímero, éste no pierde sus cualidades», destaca Gómez. Pero el reto se encuentra en definir un sistema de producción industrial, «ya que es nuestro objetivo como centro de investigación aplicada», comenta Ramón Bernardo de la Rúa.
Aunque el proyecto concluye, el equipo seguirá investigando en el nuevo módulo de construcción para desarrollar todo su potencial. Entre los objetivos pendientes se encuentra lograr estandarizar la producción.
Actualmente, cada panel necesita de un equipo de entre tres y cuatro personas, por lo que los costes son muy elevados. Las estimaciones de la Fundación son que en el plazo de unos cuatro o cinco años se puede lograr esa estandarización. «Por generar energía, debe cumplir el Código Eléctrico, y al ser un elemento de construcción, debe respetar el Código Técnico de Edificación, por lo que es muy complejo», asegura David Gómez.
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