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Y. DE LUIS
AVILÉS.
Lunes, 25 de mayo 2020, 00:46
El pasado 1 de octubre salió de las baterías de cok su última hornada. A partir de ahí se siguió el proceso para llegar a enero de este año en el que ArcelorMittal devolvió las instalaciones a su propietario, Sepides, que pretende construir ahí el que ha denominado PEPA2. De momento, el único movimiento constructivo, en este caso de demolición, ha sido en instalaciones fuera de las baterías, la antigua central de aguas que dejará espacio para la instalación de nuevas empresas. Sin embargo, la sociedad estatal dependiente de SEPI no ha parado de invertir en el mantenimiento de la seguridad del recinto y de las instalaciones. Su último contrato ha sido el del suministro del nitrógeno necesario para mantener inertes las baterías, en torno al medio millón de euros. Se suma este contrato a otros como el cierre del recinto, la seguridad en la zona o el mantenimiento de las instalaciones paradas. Suman todos ellos más de cuatro millones de euros.
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