Cuando en Miranda se vestían con máscaras de trapo y cartón

El de Pepe Venancia es un testimonio directo, el primero de los investigadores que atesoraban la información proporcionada por Paco Sánchez (uno de los impulsores del actual antroxu avilesino) y Rubén Arias, gerente de Festejos del Ayuntamiento, de terceros.

Todos ellos coinciden en apuntar que mazcaritos de Miranda, Valliniello, San Cristóbal, Illas, Villa o Pillarno llegaban hasta Avilés disfrazados con diferentes elementos que encontraban por casa. «Antes no se compraba nada», apunta Pepe Venancia.

Los había que se cubrían con sabanones o sacos, con trapos pintados y algunos portaban cuernos «y hasta rabos porque de aquella la mayoría de la gente tenía ganado en casa». Otro recurso eran los «caperuzos de cartón, altos y con cintas de colores de papel y de trapo». Portaban escobones o escobas y vejigas de cerdos hinchadas con las que golpeaban a la gente y cencerros, esquilas y flautas artesanales para hacer ruido y poner música a sus coplillas. Pero siempre, siempre, «la cara iba tapada».