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Sábado, 25 de julio 2020, 00:32
Muchos han sido los futbolistas que han pasado por el balompié avilesino a lo largo de su historia y variopintas son las trayectorias que adoptaron una vez finalizaron sus carreras deportivas. Pero existe el caso de una familia que alcanzó las cotas más altas tanto en lo deportivo como en lo profesional, los hermanos Alvarez-Buylla Lozana. Plácido, Vicente y el pequeño Adolfo tuvieron en común el haber jugado en los primeros equipos avilesinos del Circulo Industrial y de Sport y del Stadium y saltar de ahí al Madrid F. C., actual Real Madrid. Pero el caso de los dos primeros resulta de lo más peculiar, ya que Plácido llegó a ser ministro de España y Vicente cónsul en Cuba y Reino Unido. Adolfo, en cambio, se decidió por el cargo de jurídico militar. Tuvieron un cuarto hermano mayor, Benito, que no se siguió la estela deportiva.
Ovetenses de nacimiento, todos ellos tienen una gran relación con el fútbol de nuestra villa debido a que veraneaban en Salinas con su familia. Consta que jugaron partidos con el equipo de la localidad castrillonense, pero sobre todo con los pujantes equipos de Avilés, primero en el Círculo Industrial y de Sport (en el caso de Plácido y Vicente) y posteriormente en el Stadium (Vicente y Adolfo). Y también tienen en común que todos ellos llegaron a jugar en el Madrid F. C., actual Real Madrid, al pasar en la capital de España la mayor parte del año debido a sus estudios universitarios jurídicos, y haberse establecido allí su familia. De hecho, eran hijos de Adolfo Álvarez-Buylla y González Alegre, catedrático de Economía Política y presidente de del Ateneo de Madrid.
El mayor de los tres hermanos futbolistas era Plácido. Un hombre alto y fuerte que se desenvolvía muy bien en labores defensivas y que formó parte del Círculo Industrial y de Sport en los años 190, 1909, 1911 y 1912, aunque fue más conocido por su presencia en el Madrid F. C. y en el Español de esta capital, equipo éste surgido de la escisión habida en el club blanco. Incluso llegó a formar parte de su homólogo de Barcelona. Pero su andadura en el balompié llegaba con la llegada de la Primera Guerra Mundial y la paralización de este deporte. Precisamente, en el año 1914 logró ser pensionado por la Junta para la Ampliación de Estudios y cultivó sus estudios de Derecho en las universidades de Berlín, Munich y Viena, llegando a ser catedrático en la Universidad de Trabajo de la localidad belga de Charleroi.
Plácido pasó luego a la vida diplomática al ser agregado en la embajada de España en Berlín y posteriormente ponerse al frente de los viceconsulados de Mons. Charleroi, Amberes, Stuttgart Bremen, Tánger y Frankfurt. Con la llegada de la Segunda República, en 1931 fue nombrado comisario especial y encargado de negocios en París, y luego regresó a Tánger antes de dar el salto a Ginebra. En octubre de 1933 se le nombró director general de Marruecos y Colonias y en 1934 subsecretario de la Presidencia del Gobierno de Alejandro Lerroux. Tras un breve paso por el consulado de Lisboa fue nombrado el 19 de febrero de 1936 ministro de Industria y Comercio en los gobiernos de Manuel Azaña, Santiago Casares, Diego Martínez y José Giral. En plena Guerra Civil fue cónsul de Uruguay y de Francia y falleció en París en 1938.
El caso de Vicente Alvarez-Buylla se asemeja al anterior en cuanto a su vida diplomática pero su carrera futbolística fue mucho más extensa que su hermano Plácido. Al menos en el fútbol avilesino formó parte del Circulo Industrial y de Sport, Lightning y Stadium entre los años 1907 y 1919, ya que no fallaba nunca durante los periodos de verano. En ese intervalo, e igualmente debido a sus estudios jurídicos en Madrid, formó parte del Madrid F. C., Español de Madrid y Español de Barcelona.
En su haber balompédico figura el haber disputado la final de Copa de España de 1910 con el Español de Madrid, partido que finalizó con triunfo del Barcelona por 3-2. Por aquella época el equipo españolista estaba compuesto por buena parte de los mejores jugadores de la capital española, en la que destacaban los hermanos Giralt que se habían ido con los hermanos Buylla desde el Madrid a los flagrantes finalistas coperos.
Vicente Buylla siguió la estela diplomática familiar y a comienzos de los años 20 fue nombrado cónsul en Cuba. Allí mantuvo su afición balompédica hasta que se vio obligado a abandonar este deporte a causa de que los rivales le dejaban pasar con la pelota por su condición de titular del consulado. En los años 30 cambió de destino, en esta ocasión a Londres, para hacerse cargo del consulado español en la capital británica hasta la Segunda Guerra Mundial, momento en el que se exilia en México.
El tercer hermano futbolista, Adolfo, formó parte de las filas del Stadium avilesino desde 1915 a 1918, periodo que compatibilizó con su participación en Madrid FC, y Gimnástica y Racing de la misma ciudad. Su acceso a la carrera jurídico-militar le llevó a Zaragoza, donde se acabaría asentando, e incluso fue uno de los promotores del Stadium de dicha localidad, que luego dio paso tras una fusión al actual Real Zaragoza.
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