«Martin pidió ver cómo se hacía un cordero a la estaca para documentarse»
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Maite Capín, Cristina Macía y Jorge Iván Argiz compartieron ayer sus anécdotas sobre 'Juego de Tronos' y MartinAula de Cultura de La Voz ·
Maite Capín, Cristina Macía y Jorge Iván Argiz compartieron ayer sus anécdotas sobre 'Juego de Tronos' y MartinEVA FANJUL
AVILÉS.
Viernes, 5 de octubre 2018, 02:13
Como tres 'frikis' entregados a la obra de George R.R. Martín, así se reconocieron ante el público del aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS los tres invitados que ayer protagonizaron la charla sobre el escritor estadounidense y la saga 'Juego de Tronos' en el centro de servicios Universitarios de la Ferrería. La actriz Maite Capín, figurante de la serie, Cristina Macía, traductora de las obras de Martin, y Jorge Iván Argiz, el organizador del festival Celsius 232, que trajo al célebre autor a Avilés, ofrecieron una sesión divertida y amena.
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En compañía de la moderadora, Mercedes de Soignie, los tres fueron desgranando con gran sentido del humor las anécdotas que cada uno atesora de su interacción con el autor estadounidense y su obra 'Canción de hielo y fuego', llevada a la televisión como 'Juego de Tronos'.
La actriz Maite Capín sorprendió a los asistentes entrando en la sala ataviada con «el auténtico y único abrigo de Khaleesi que hay en España». Se trata de la prenda icónica que el personaje encarnado por la actriz Daenerys Targaryen porta en la famosa producción televisiva.
Capín explicó cómo una «recompensa de vida» a su hija la llevó a convertirse en figurante asidua de 'Juego de Tronos' desde la quinta temporada de la serie. «Mi hija había superado una larga enfermedad de corazón y yo le había prometido que iríamos a Juego de Tronos y cuando se curó así lo hicimos. Yo envié un correo electrónico contando la historia y nos llamaron, y ahí sigo. Soy un claro ejemplo de que los sueños se cumplen», comentó.
La actriz compartió con el público la enorme impresión que tuvo cuando rodó la primera escena en Osuna, «de repente te ves rodeada de tus actores favoritos, de tu serie favorita, no me lo creía», comentó.
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También destacó la profesionalidad y el respeto con la que se trata a los figurantes de la serie, «sin los que la producción no sería posible». Habló de las maratonianas jornadas de grabación que «comienzan a las cuatro de la mañana con vestuario y maquillaje», de cómo miman la producción al detalle desde los castings donde «el director llega a revisar hasta tres mil fotos, una por una para elegir a los figurantes».
Cristina Macía es nada menos que la traductora de las obras de George R. R. Martin. La madrileña afincada en Gijón recordó cómo gracias al editor Alejo Cuervo llegaron por primera vez a sus manos los textos de Martin. «Me quedé toda la noche en vela leyendo. A la mañana siguiente tenía unas ojeras enormes pero estaba feliz. Desde entonces, disfruto de cada día de trabajo».
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Macía explicó algunos de los retos y dificultades que entraña la labor de traducción de 'Canción de hielo y fuego', un meticuloso trabajo que, dependiendo de la novela, puede durar entre seis y diez meses. En concreto, hizo referencia a como el editor odiaba la traducción de Invernalia, «me decía que le sonaba a marca de edredones y me pedía que lo cambiase en la siguiente edición de la novela. Por suerte salió la serie en televisión y gracias a eso se quedó con Invernalia».
Como anécdota explicó cómo el responsable de traducir la saga al francés, «se empeñó en hacerlo en un lenguaje arcaico y medieval que perjudicó mucho a la novela». O como el traductor italiano se tomó la licencia de «sustituir en una de las escenas iniciales al ciervo que mata a un lobo por un unicornio».
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Por su parte, Jorge Iván Argiz hizo un relato evolutivo de la figura de Martín desde su primera visita a la Semana Negra de Gijón en 2001, en la que pasaba desapercibido hasta su última estancia, convertido en un todo un fenómeno literario perseguido por los fans. Argiz describió al escritor como «un tipo muy curioso que se fascina con todo lo que pasa a su alrededor». Cuando estuvo en Avilés agradeció «poder bajar caminando desde la carpa del festival al hotel sin que nadie le molestase» , añadió.
Argiz también recordó cómo entre las condiciones que Martín puso para venir al Celsius estaba « poder comer pizza del restaurante Vesubio de Gijón. De hecho tuvimos que traérsela desde allí con un mensajero», recuerda. Otra de las anécdotas que el cofundador del Celsius compartió con los asistentes fue cómo Martin pidió que «lo llevásemos a ver cómo se hacía el cordero a la estaca. Quería documentarse para la novela y ver cómo era el proceso y la técnica de principio a fin, así que lo llevamos por supuesto», destacó.
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