Una manada de delfines surca la ría y llega hasta el puerto deportivo

La ría recibió ayer por segunda vez en lo que va de año la inesperada y agradable visita de una manada de delfines, entre cuatro y seis individuos. Entraron sobre las once de la mañana, quizá siguiendo a un banco de peces, y llegaron hasta la altura del puerto deportivo. Permanecieron en la zona alrededor de una hora para sorpresa y disfrute de quienes a esas horas de la soleada mañana caminaban o pedaleaban por allí. Después, una vez saciado su apetito o su curiosidad, se reagruparon a la altura del muelle pesquero para enfilar rápidamente la bocana y abandonar la ría rumbo a mar abierto.

La presencia de delfines en aguas costeras no es ni mucho menos excepcional y menos aún en esta época del año, cuando se acercan a playas, rías y estuarios en busca de carnaza o simplemente para juguetear.

En el Cantábrico hay tres especies, común, listado y mular, con casi toda seguridad la que ayer visitó la ría. Está considerado el segundo ser más inteligente del planeta, por delante de los primates y tras el ser humano, con quien le gusta interactuar incluso en distancias cortas. Vive en grupos de unos cincuenta individuos y puede alcanzar quinientos kilos de peso y tres metros y medio de longitud.