Tiene Antonio Pino Cancelo un rictus serio que trata de desmentir con su forma de llevar la vida y tratar con la gente. Quizás han sido muchos años de negociaciones importantes las que han borrado una sonrisa que ahora le cuesta regalar. Secretario general de ... Comisiones Obreras Asturias desde 2004, en 2017 dio un paso al lado. Se jubiló del sindicalismo activo, pero el sindicalismo sigue vivo en él. Ha sido, es y será su vida.
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Vecino de La Luz, a Antonio Pino 'lo nacieron' en el pueblo zamorano de sus padres, en El Perdigón del Vino, en 1957. Ya vivía por entonces toda la familia, salvo los abuelos paternos, en Avilés, concretamente entre Bustiello y La Carriona. El padre, albañil de profesión, trabajó primero en Entrecanales y después en Ensidesa, en la que también acabaría recalando el primogénito de los tres hijos del matrimonio.
Antonio Pino era el mayor y como tal se comportaba. Tratando, sin percatarse, de dar ejemplo a los que venían detrás. Estudió en la Academia San José, en la calle de La Ferrería, y luego en los institutos de Salinas y de La luz. En 1973 entró en la Escuela de Aprendices y tres años después en 'la fábrica'. No hacía falta más para referirse al principal empleador de la comarca.
Su primer destino como aprendiz fue la acería LD-I, y no había pasado mucho tiempo cuando empezó a militar en la Juventud Obrera Cristiana, promovida por José María Murias. Algo debieron ver en él que enseguida fue nombrado secretario general de Comisiones Obreras en LD-I. Había por entonces más de setecientos trabajadores.
Fue una etapa apasionante, en la que no había nada más importante que luchar por mejoras en las condiciones de trabajo. En 1984 le pidieron que formara parte de los equipos en las elecciones sindicales en la unión comarcal de Comisiones en Avilés y fue nombrado secretario de organización. En 1996, cuando Guillermo Vallina Menéndez se marcha a la Federación del Metal, Pino se convierte en secretario comarcal y se va con Alberto Rubio a la dirección regional del sindicato.
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En 2004 le piden que se ponga al frente del sindicato en Asturias. Como secretario general de CC OO Asturias tuvo que dejar su puesto en la dirección nacional de la ejecutiva liderada por José María Fidalgo, dado que los estatutos del sindicato lo consideraban incompatible.
Al frente de la federación regional le tocó bregar mucho, con todos los presidentes desde Sergio Marqués a Javier Fernández. En esos trece años entre el primero y el último se firmaron además varios acuerdos de concertación social en los que se recogieron medidas pioneras entonces como el salario social.
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Es imposible resumir una trayectoria de más de 35 años de sindicalismo activo en unas líneas, pero a Pino se le recuerda por su coherencia, rigor y seriedad. Por eso, para no perder esa imagen de solvencia, renunció a una de sus pasiones durante su etapa como secretario general: al Antroxu. Como miembro de La Pecera, el Carnaval logra teñir con sorna la mala uva que le genera la actualidad.
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