El juez decreta prisión provisional para el agresor, hospitalizado hasta el lunes

El magistrado pudo realizar una primera toma de declaraciones a lo largo de la mañana de ayer aprovechando una ventana de recuperación del hombre. Habrá que esperar al primer día de la próxima semana para que pase de nuevo a disposición judicial. Solo entonces será posible dictaminar, en función de su estado psíquico, si ingresa en el centro penitenciario de Asturias o si se opta por trasladarle a una institución sanitaria especializada.

Quien sí ha abandonó el San Agustín fue el joven atacado que, tras recibir las pertinentes atenciones médicas por las heridas sufridas en el cuello, pasó ya la noche del miércoles al jueves en su domicilio arropado por sus familiares. Sobre el alcance de las heridas, el comisario de la Policía Nacional en Avilés, Alejandro Valverde, explicó ayer que, a pesar de la percepción inicial, finalmente «no llegó a sufrir daños en el abdomen. Alguna cuchillada sí le lanzó a esa zona, pero solo rasgó la sudadera».

Los cortes en el cuello, la prenda dañada y una vivencia difícil de olvidar son el balance de un suceso que se produjo alrededor de las siete de la tarde, en la plaza situada en el cruce de Fernando Morán con Juan XXIII. Fue allí donde el agresor, que deambulaba con su perro, se abalanzó sin justificación aparente sobre el menor, que recibió los primeros auxilios de la clienta de un bar cercano. Por su parte, el hombre, que repetía una y otra vez que estaba siendo perseguido, fue acorralado por dos agentes de la Policía Local y reducido.

«La principal hipótesis es que sufrió algún tipo de trastorno puntual o habitual», matizó Valverde, quien incidió que es «una persona sin antecedentes de ningún tipo». Puntualizó que, de tratarse ciertamente de un brote psicótico, «a menudo no recuerdan lo que han hecho y cuando recobran la lucidez y se les explica les supone un serio trastorno de conciencia».

Igualmente tranquilizador se mostró su homólogo al frente de la Policía Local, Rafael Ángel Rodríguez. «Seguramente ninguno recordamos un incidente de ese tipo, porque nunca lo hubo», aseveró, poniendo el foco en lo fortuito de los acontecido. Así mismo, aclaró que el perro del hombre, cuidado en un principio por sus propios agentes, fue puesto a cargo de un familiar.

La nota final la aportó la alcaldesa, Mariví Monteserín. «Vivimos en una ciudad muy tolerante con las personas con algún tipo de problema o discapacidad mental. Un hecho puntual no puede impedir que sigamos con esa dinámica, que es uno de nuestros valores».