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El párroco Alfonso López muestra el fresco que representa 'La Última Cena', reproducida por Cástor González. MARIETA
La joya pictórica de San Nicolás

La joya pictórica de San Nicolás

Un fresco de la histórica parroquia despierta el interés de la Asociación de Amigos del Románico y el Centro de Estudios Alfoz, que reclaman medidas para su protección

FERNANDO DEL BUSTO

Domingo, 14 de noviembre 2021, 01:15

La riqueza patrimonial de Avilés y, en especial, su corazón románico, la almendra medieval que formó el latido de la villa que aún se percibe fue el pasado jueves, 10 de noviembre, el centro de la conferencia que el profesor Augusto Guedes de Castro, impartió en el Centro de Estudios Alfoz.

Parte de la ciudad románica se ha transformado por la evolución urbana. Sabugo ha dejado de ser un núcleo apartado, extramuros, para integrarse en la ciudad, donde su templo parroquial, la Iglesia vieja, es un ejemplo de la construcción religiosa. O Santa María Magdalena de Corros, donde también se pueden rastrear vestigios románicos.

Otros elementos han desaparecido, pero sus huellas son fácilmente rastreables, como lo traza de la muralla que se puede recorrer y donde Guedes de Castro aplaude los proyectos de recuperación.

Y, por último, existen restos patrimoniales que se encuentran al alcance de los avilesinos y donde el ponente invitó a una reflexión sobre su futuro y conservación. Casualmente, o tal vez no sea tanta casualidad, ambos se encuentran en la parroquia de San Nicolás de Bari.

Su milenaria pila bautismal sigue dando la bienvenida a los nuevos avilesinos en un arco histórico no exento de mitos, pues algunos relatos lo convierten en el cuello de un cuélebre que asoló San Cristóbal Entreviñas y que permaneció en el templo como trofeo después de que se eliminase al monstruo. Al ponente le interesaba mucho más la pintura románica que se encuentra en una de las aulas del Colegio de parroquial de San Nicolás de Bari, protegido por una reja metálica y en un entorno que se intenta mantener con una temperatura estable.

El fresco es el único resto del mural que adornó el primitivo convento franciscano. Se descubrió cuando el párroco Ángel Garralda impulsaba las obras de construcción del centro parroquial. En los años sesenta, el pintor Cástor González realizó una cuidada recreación policromada que se puede contemplar en la sacristía de la parroquia.

«Es una pieza de un gran valor. Debería restaurarse y trasladarse a un lugar más adecuado y donde contase con una mejor protección. Ahora mismo está en un colegio y no es lo mejor», reflexionaba Augusto Guedes.

«Hasta el momento, los únicos que se han preocupado por el fresco han sido los Amigos del Románico y el párroco de San Nicolás», comentaba a este diario Alfonso López, titular de la parroquia. Desvela que uno de los objetivos es llegar a trasladar la obra a la Capilla de la Inmaculada, «mucho más apropiada. En su momento, lo consultamos con el fallecido Luis Suárez Saro y nos aseguró que era posible, pero requería una inversión», explica el sacerdote. De momento, las prioridades de la parroquia son otras. Se han terminado las obras de arreglo de la principal parte de la cubierta, aunque aún quedan partes del tejado que deben repararse.

Mientras se resuelve el destino de esa pintura, la ciudad cuenta con otros tesoros románicos para disfrutar. «Se trata de románico de costa, influido por las tendencias europeas. En el pórtico de entrada de la antigua Iglesia de los Padres Franciscanos podemos ver unos elementos en zig-zag que son característicos de Bretaña. Si hablamos de San Nicolás, vemos como en la segunda mitad del siglo XIII se construía en gótico, aquí aún pervivía el románico; en la Iglesia de Valliniello, en el arco de una nave, quedan restos muy interesantes como una cabeza de pico, que es una influencia inglesa », ejemplificó Augusto Guedes.

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