-Salimos de un verano atípico, con la actividad industrial sin repuntar y el sector servicios lejos de los niveles de otros años. ¿Con qué previsión tienen para los últimos cuatro meses?
-Prevemos un otoño bastante caliente, incluso el invierno. No estamos en condiciones de hablar de un repunte ni industrial ni de actividad. Las circunstancias sociales se agravarán y habrá mucha más precarización. Aún nos queda tocar fondo y aumentará la destrucción de empleo.
-¿Otoño caliente por cierres o movilizaciones?
-Mientras existan los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), la situación se sostendrá. Es una fórmula necesaria y que se debe mantener en el tiempo. De lo contrario iremos a expedientes de extinción y despidos. Ya los ha habido, pero los ERTE los han reducido
-Esta semana conocíamos el cierre de la planta de Glass en Arbós. Saint-Gobain ha aclarado que no afecta a Avilés pero, ¿inquieta que la gran industria inicie los cierres?
-Siempre genera inquietud, aunque no sea en tu comarca o en tu provincia. Hace que nos pongamos en guardia. La representación de los trabajadores estará a la altura de las circunstancias respaldando a los compañeros de Arbós. Es necesario que Saint-Gobain ponga sobre la mesa el camino que quiere seguir en Avilés y que haya fórmulas para que los trabajadores formen parte de ese camino. Y no hay otra vía que la negociación.
-Otra empresa fundamental como ArcelorMittal este verano ha apretado a sus contratas. ¿Podemos esperar un susto en los próximos meses?
-Hay dos cuestiones. Por una parte, tenemos el año en que, desde que ArcelorMittal gestiona las plantas de Asturias, ha logrado una reducción récord de su deuda. Por otra parte, existen problemáticas propias del sector. Desde Europa se han tomado medidas de apoyo al acero que pueden provocar un repunte. Pero ArcelorMittal ha aplicado medidas que han puesto contra la pared a sus auxiliares, y eso puede provocar un ajuste en el empleo. Arcelor debe modificar su política con las auxiliares.
-El coste energético es clave en la comarca y fundamental para empresas como Alu Ibérica. ¿Esperan ya una solución?
-Se está mareando la perdiz desde hace mucho tiempo. Lo hizo el gobierno del PP y lo hace el actual. No quieren poner una solución porque su línea política va por otros ámbitos. Quieren que esto decaiga hasta que se imponga lo que llaman su política verde. No hay otra.
-¿Verde por una industria sostenible o por un bosque sin vida humana?
-Me refería a la transición ecológica. La comarca depende de la industria como arrastre de los diferentes sectores. Si no recibe un apoyo para que sea competitiva con Europa y con otros países que se pasan las políticas medioambientales por el arco del triunfo, tendremos un grave problema en no mucho tiempo.
-Comercio y hostelería han sido muy castigados, ¿les han llegado situaciones críticas?
-Nos han llegado muchas. Desde gente que estaba en ERTE que le llamaron para ir a trabajar, que estaban en el ERTE con cantidades ínfimas, con pobreza, o trabajando sin asegurar. Y todo con el miedo existente a denunciar. No quiero generalizar, pero con la pandemia salió a la luz toda la precariedad existente en este sector.
La concertación
-CC OO es parte activa del acuerdo de reconstrucción de la comarca, el CREA, ¿la concertación social existente es una de nuestras fortalezas?
-Lo es porque los actores creímos en ella. Cambiar sistemas que eran más cerrados nos permitió avanzar. Claro que es la fórmula, todos debemos estar juntos y avanzar para salir de esto, no se debe hacer política de la pandemia. La pregunta que yo me hago es si todo el mundo que está en el CREA opina lo mismo. Yo creo que no. Ha habido grupos que han hecho política de la pandemia.
-¿A quién se refiere?
-Dentro del CREA hemos visto a grupos políticos que no juegan en la misma línea. Han ido a hacer política y a las mesas de Avilés y Castrillón hay que ir a aportar para salir de la actual situación. Estamos buscando el beneficio de la ciudadanía en general, y el periodo electoral ya llegará. No voy a decir nombres; ellos saben bien de quien hablamos.
-Dentro de la concertación, empresarios y sindicatos han demostrado su sintonía.
-Es cierto que existe esa sintonía, pero no es nueva. Es el fruto de muchas conversaciones, acuerdos y saber dejar de un lado las diferencias para poder llegar a acuerdos. Llevamos haciéndolo desde el Avilés 2000.
-La crisis disparó la carga de trabajo de los sindicatos. Después de años con un discurso crítico hacia ellos, ¿se ve su aportación a la sociedad?
-La organización y la representación de los trabajadores es fundamental. Los sindicatos siempre han jugado ese papel, también en las crisis. Pero hemos tenido políticas que se fundamentaron en que los sindicatos perdieran esa representación de los trabajadores. La pandemia ha demostrado la necesidad de contar con los sindicatos en todo tipo de político. Las instituciones y una parte de los ciudadanos han entendido que es fundamental que estemos ahí.
-Los plazos de baterías se van cumpliendo, ¿les tranquiliza?
-Estamos a la expectativa, nos parece bien que se cumplan las fechas que se dieron. Pero hay que ponerse a trabajar; hay que salir a buscar proyectos porque las inversiones no vendrán solas. Debemos estudiar nuestras fortalezas, fijar los precios del suelo y buscar empresas en el mundo. Si no, tendremos un PEPA I.