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El Arzobispo, Jesús Sanz Montes, fue el encargado de oficiar la misa funeral en Miranda junto a otros 31 sacerdotes.

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El Arzobispo, Jesús Sanz Montes, fue el encargado de oficiar la misa funeral en Miranda junto a otros 31 sacerdotes. OMAR ANTUÑA

Último adiós al alma de Miranda

Lágrimas y aplausos de familia, amigos y vecinos en la despedida de José Manuel Feito, un «hombre de grandeza moral y entrega sin fisuras»

SHEYLA GONZÁLEZ

Miércoles, 1 de julio 2020, 01:03

José Manuel Feito fue un hombre entregado. A la iglesia, a Miranda, a la cultura pero sobre todo a su gente. Su fallecimiento el pasado lunes dejó huérfanas a decenas de personas que recurrían a él en busca de una palabra de aliento, un consejo o su ayuda y ayer la iglesia de Santo Domingo de Miranda le vio salir por sus soportales por última vez. Lo hizo entre aplausos y lágrimas que corrían por las mejillas de sus familiares, amigos y vecinos.

«Fue un hombre de grandeza moral y entrega sin fisuras», así definió ayer el Arzobispo, Jesús Sanz Montes, al reverendo José Manuel Feito. Él fue el encargado de oficiar la misa de su funeral. Nadie en Miranda quiso perderse el último adiós del que fuera su párroco desde 1964. Tampoco los muchos amigos que deja en toda Asturias, sobre todo en el mundo cultural. Las bancadas interiores de la iglesia se llenaron, igual que las sillas habilitadas en el exterior donde se instaló una pantalla para seguir la misa. Además, fueron muchos centenares los que siguieron la despedida a través de la emisión en directo de la ceremonia en YouTube.

Y es que José Manuel Feito no solo era querido y admirado en la parroquia de Miranda, lo era en muchos rincones de Asturias a los que había llevado no solo su sacerdocio, también sus palabras a través de sus libros e investigaciones. El funeral contó con 32 sacerdotes, entre ellos el arcipreste de Avilés, José Manuel Viña, el párroco de Miranda, Francisco Panizo, y otros compañeros de sacerdocio como José Ángel Pravos, Fran del Rey o José Manuel García. También se encontraban en el templo representantes de diferentes parroquias del arciprestazgo así como curas que el mismo Feito había llevado al seminario. Acompañando a los familiares se encontraban también las Hijas de la Caridad del Luisa de Marillac.

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La primera en tomar la palabra antes del comienzo de la misa fue Sor María Jesús Felipe que pedía a los asistentes que, más que una despedida, lo de ayer fuera una «celebración de acción de gracias». Destacó como Feito se dedicó «desinteresadamente al pueblo de Miranda, a la cultura, a la libertad y a la esperanza de este pueblo». A los muchos adjetivos positivos escuchados ayer se sumaba otro elogio: «Nunca conoció la palabra imposible, visitando casa por casa fue descubriendo las dificultades del pueblo, sin distinción de personas».

El Arzobispo, Jesús Sanz Montes, destacó el don de Feito para la palabra pero sobre todo quiso destacar que «era un cura lleno de humanidad, fácil de querer». Recordó que se conocieron cuando él inició su labor en el arzobispado de Oviedo. «Me quedé prendado de su humanidad. Nos atraía la buena literatura, fue fácil estar de acuerdo». Además, empatizó con los feligreses de Miranda a quienes reconoció que «una voz importante se ha callado, ya no resuena». Para terminar recordó unos versos escritos por Feito cuando falleció Silverio Díaz, párroco de Laviana: «Un amigo del alma no se olvida y por eso pido al cielo amparo y que me cure de tu herida».

Sanz Montes hizo hincapié en que Feito era un hombre «dotado para la palabra llena de belleza. Cuando se despide a alguien bueno y querido se lleva con el las palabras que no queremos olvidar. Fue buen cura, buena persona, y con sus palabras nos ayudó a ser más buenos».

Descanso en Avilés

Su sobrino José Manuel Gómez también quiso tomar la palabra para despedirle y para agradecer a Miranda todo su cariño. «Para pastor te parieron en los montes de Somiedo. Puedes descansar tranquilo, a salvo dejas tu rebaño», decía de su tío. Además, añadía que «no me creo su muerte y no se cómo agradecer a tus amigos y al pueblo de Miranda, que nunca dejará de sorprenderme. Tenemos una deuda que nunca seremos capaces de pagar. Aquí te quedas, donde tu querías. Volveremos a tu pueblo, que ya también es nuestro». Y es que aunque José Manuel Feito contaba con un nicho en Pola de Somiedo, prefirió descansar en Avilés y sus cenizas reposarán en el columbario de San Juan de Ávila. «Era su deseo. Fue un hombre de pueblo, muy entregado. En Miranda el pie encontró al zapato, reconforta ver todo lo que le querían», explicaba emocionado su sobrino a la salida del templo.

A lo largo de toda la misa funeral no faltaron los halagos a un «cura entregado, un buen hermano, a un amigo del alma». Uno de los momentos más emotivos vino de la mano del tenor Jorge Norton, mirandino de nacimiento, y al que el propio José Manuel Feito llevó a Covadonga para ser parte de su Escolanía. Con su voz hizo romperse en llantos a muchos de los presentes. También participó el Coro Amigos de Miranda que interpretaron varios temas a lo largo de la misa.

Antes de finalizar la misa tomó la palabra otra de las Hijas de la Caridad del Luisa de Marillac, Nieves Fernández, que leyó algunos de los versos escritos por el propio Feito en el libro 'Silencio Íntimo', que culminaban con un: «Te has muerto sin aplausos, pensando en el oficio de mañana», leídos por Nieves Fernández.

«Era un gran avilesino»

Fueron sus compañeros de sacerdocio junto a sus sobrinos quienes se encargaron de sacar el féretro de la iglesia entre el aplauso unánime de todos los allí congregados, entre los que se encontraba la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, visiblemente afectada durante todo el funeral. «Le quería mucho, me cuidaba y me llamaba de vez en cuando para ver cómo estaba», decía la alcaldesa, que añadía que «era un gran avilesino sin ser de aquí. Hizo mucho por la ciudad y por Miranda». Entre los asistentes al funeral también estaban representantes de la sociedad avilesina y del gremio de escritores al que él pertenecía. Feito descansará en el columbario de San Juan de Ávila en Avilés. «Era su deseo y así se cumplirá», recalcó su sobrino, José Manuel Gómez.

Su faceta de escritor e historiador también estuvo muy presente. En ella Miranda también fue protagonista con sus libros sobre la historia local y los trabajos sobre la cerámica tradicional de Asturias y la negra de Miranda, que le llevaron a ganar en 1989 el Premio Nacional de Periodismo Mundo Negro. Sus compañeros de tertulias tampoco quisieron perderse la despedida. Entre ellos estaba Esther García, presidenta de la Asociación de Escritores de Asturias. «Era compañero de tertulia. Destacaba en todas las facetas pero sobre todo era muy humano. Siempre me contaba como iba por las casas del pueblo para ver a los vecinos. Era el alma de Miranda. Era un libro abierto, ahora todos sentiremos su partida porque era muy alegre y jovial. Eso le hacía conectar con la juventud», destacó la escritora.

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También estuvo presente en el último adiós el sacerdote e historiador Javier Fernández Conde, que había compartido charlas y jornadas divulgativas en varias ocasiones con José Manuel Feito. «Éramos muy amigos. Es una gran pérdida en todos los aspectos, también para la Cultura de Avilés y de Asturias en general».

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