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Jesús Camero Fernández. DIANA BAIZÁN
«Para ser buen camarero hay que tener actitud»

«Para ser buen camarero hay que tener actitud»

Jesús Camero Fernández - Camarero jubilado ·

«Yo aprendí con los mejores y en una época en la que todavía había que hacer las mezclas del café a mano y usar molinillo»

AMANDA GRANDA

AVILÉS.

Martes, 24 de enero 2023, 01:33

Dedicado a la hostelería desde el año 1974, el avilesino Jesús Camero Fernández ha sido nombrado Camarero Perpetuo de Honor por la Cofradía de Gastrónomos del Yumay en señal de reconocimiento a una trayectoria marcada por la dedicación y el compromiso. El acto conmemorativo tendrá lugar el viernes día 27 a las 20.45 horas en el restaurante Yumay.

-Empezó en el gremio cuando tenía unos 15 años. ¿Por qué se decantó por iniciar en ese sector su vida laboral?

-A mí no me gustaba estudiar y vivía en una casa con siete hermanos, así que había que ponerse manos a la obra sí o sí. Yo había probado a trabajar antes en una tienda de ultramarinos como repartidor, pero me ofrecieron el puesto de camarero en el bar El Correo, que estaba en Marqués de Pinar del Río, y la diferencia de sueldo era considerable. Pasé de 1.200 pesetas al mes a 2.500.

-En aquel entonces fue un ascenso del sueldo lo que le hizo probar, pero, ¿qué fue lo que más le gustó cuando entró ya de lleno?

-El trato con las personas. Sin duda. Me gusta que la gente que me rodea esté a gusto. Era una persona tímida y empecé a desenvolverme conociendo gente. Además, es interesante ver cómo poco a poco vas ganando confianza con algunas personas. También es cierto eso que dicen de que hay quienes esperan de ti un psicólogo. Y lo acabas siendo, claro.

-Bien se sabe que la hostelería es un trabajo muy intenso. ¿Se sintió desbordado alguna vez?

-Tengo mucha paciencia. Los problemas siempre los dejé aparcados en la puerta. Pero sí, es verdad que hay momentos difíciles, la profesión te supera y hay que normalizar que el cliente no siempre tiene la razón. Imagínate antes, que las jornadas eran como mínimo de 13 horas al día, un día de descanso y a negociar el medio día siguiente, porque hasta los ochenta no salió el ajuste laboral de las 40 horas semanales, que lo recuerdo perfectamente.

-¿Y cómo fue el momento?

-Fue 1 de enero, estaban diciéndolo en la televisión, me puse a echar cuentas de lo que estaba trabajando entre Nochevieja y Año Nuevo y avisé de que en toda la semana no volvía, que estaba amparado por al ley, Al final me pagaron un buen extra por esa noche, pero en este trabajo si no tienes la picardía de decirlo...

-Además de paciencia, ¿qué más se necesita para ser un buen camarero?

-Actitud. Como para todo en la vida. Tratar al cliente como te gustaría que te tratasen a ti, no engañar a nadie y, sobre todo, valorar el proceso de aprendizaje.

-Usted, además, aprendió desde cero.

-Sí, claro. Aprendí con los mejores, eso sí, El Correo, El Campanal, Casa Paco..., y en una época en la que todavía había que aprender a hacer las mezclas del café a mano y mezclarlas en una caja de galletas. 1 kilo de café y 3 tazas de torrefacto. Del molinillo ya ni hablamos. Aprendí a vender cuando no había nada.

-¿A cuántos personajes conocidos llegó a atender?

-Hombre, no te puedo decir, fueron muchos. Personajes del teatro, de la música como Víctor Manuel, por ejemplo, militares, al padre del Rey...

-¿Qué cambios le llamaron más la atención de la hostelería durante estos años?

-Hombre, siempre me acordaré de cuando hacíamos los pinchos, porque claro el de tortilla ese perdura en el tiempo, pero antes los demás eran de hígado, de jamón asado, igual alguno de mejillones... ahí la cosa cambió mucho.

-¿Y en el perfil de los camareros?

-Son más osados, que no está mal, pero para ser camarero tienes que saber que cada cliente es un mundo y hay a quien no le gusta. Tienes que dejarte enseñar y si quieres ser bueno de verdad tienes que controlar bien la cocina, el producto, hacerlo posible para que todo salga bien y controlar los ritmos, que no es fácil. Pero también cambiaría alguna cosa para que se sintieran mejor.

-¿Como qué?

-Contratando más personal para que haya un intermediario entre ellos y los empresarios.

-¿Qué se siente ante un reconocimiento así?

-Pues muy agradecido. Al final, son cincuenta años de trabajo y creo que siempre dejé un buen recuerdo en los lugares en los que trabajé.

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