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La impugnación presentada por Esther Llamazares y otro afiliado del Partido Popular de Avilés ha terminado por dinamitar el clima interno del partido a nivel municipal. El documento más extenso es el firmado por el afiliado en cuestión, mientras que el escrito de Esther Llamazares, ... anterior secretaria general de la junta local y portavoz del grupo municipal, es más genérico.
La impugnación pide la anulación del congreso local que el pasado 22 de julio ganó Estefanía Rodríguez Serrano por un sólo voto de diferencia. El primer escrito se registró justo al día siguiente, dirigido al inexistente «comité de derechos y garantías del congreso PP de Avilés».
Además de la repetición del congreso, pedía que se le facilitase «toda la documentación necesaria para el cotejo del censo elector con los votos escrutados». Una vez recibida las quejas, el 31 de julio la dirección regional abría el expediente correspondiente nombrando a un instructor.
Posteriormente, puesto que el denunciante no había recibido la documentación solicitada, el 16 de agosto registraba dos escritos donde detallaba lo que consideraba las irregularidades que habían alterado el desarrollo del congreso, cuya mesa había presidido Encarnación Quesada, de la máxima confianza de Esther Llamazares.
En las actas del congreso no figura ninguna advertencia de ilegalidades ni quejas que hubiesen vaticinado una impugnación.
Es más, las únicas incidencias fueron presentadas por la candidatura de Estefanía Rodríguez Serrano al constatar las dificultades que tenían afiliados de los que conocían su apoyo. La propia Estefanía Rodríguez presentó una queja escrita por la falta de respeto con la que se recibía a los votantes latinoamericanos.
Por su parte la propia Esther Llamazares, una vez terminado el congreso, decía que el proceso había sido «limpio y transparente», siendo un ejemplo de la democracia interna del PP. Ayer, Llamazares no atendió las llamadas de este diario para aclarar su cambio de opinión.
Por su parte, Estefanía Rodríguez Serrano se mostró prudente. «Es un derecho de todos los militantes y que respeto. El comité de garantías deberá tomar una decisión que acataré», declaró la presidenta electa sin entrar en más detalles.
Lo cierto es que la impugnación de Llamazares ha terminado por dinamitar el clima interno del PP. Desde el 22 de julio parece clara la ruptura entre el grupo municipal y la junta local.
Esa misma semana, la secretaria general del PP asturiano, Beatriz Llaneza, se desplazó hasta Avilés para reunirse con Llamazares y tratar de reconducir la situación, sin lograrlo. Así, Llamazares asegura que Rodríguez Serrano es una presidenta «ilegítima».
La tensión aumentó con la convocatoria de la junta local del pasado sábado. Llamazares solicitó en los días previos medidas cautelares, sin concretar cuales, asegurando que no asistiría nadie del grupo municipal, lo que provocó una llamada directa del presidente regional, Álvaro Queipo, que le solicitó la presencia de algunos concejales para empezar a normalizar las relaciones. De esa manera, Pablo Emilio Menéndez, Cristina Fernández del Viso y Carlos Álvarez asistieron. El otro concejal presente, Jorge García, se encuentra más alejado del círculo de Llamazares.
El comité de garantías dispone de seis meses para resolver el proceso. Con independencia de su decisión final, Llamazares ya comenta en su círculo de confianza la intención de acudir a la justicia ordinaria si no le dan la razón. En este estado, la ruptura entre el grupo municipal y la junta local parece inevitable.
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