Una historia. Y 691 empresas acogidas

José Luis Vega se encargó de la apertura. A él le corresponde el primer diseño, el plano maestro que posteriormente enriquecieron sus sucesores al frente del Centro de Empresas. Una de sus primeras decisiones fue limitar al máximo los gastos fijos para asegurar el equilibrio financiero sin alcanzar unos grandes niveles de ocupación.

Vega dejó La Curtidora en el año 2000, cuando se incorporó al nuevo servicio municipal de Promoción Empresarial del Ayuntamiento de Avilés. Su sustituto fue el economista Miguel Ángel Juesas, que permanecerá hasta su jubilación en 2014. Juesas afrontó momentos difíciles como la crisis económica de 2008 e impulsó las primeras reformas interiores, como la creación del espacio de coworking o la apertura de La Curtidora a proyectos que no fuesen estrictamente emprendedores.

Su relevo es la actual directora, Ana Lamela, que pertenece al equipo de La Curtidora desde su apertura. De ahí la continuidad que ha ido dando a un centro de empresas por el que han pasado 456 empresas, además de otras 235 compañías que han utilizado el servicio de domiciliación, la última la de la abogada Marta María Egido, firmada justo el día antes de decretarse el estado de alarma. «Parte del trabajo lo hago en mi casa, la domiciliación me permite recibir a los clientes en La Curtidora y es un sistema más práctico», indica.

La última empresa en incorporarse físicamente a la familia de La Curtidora es Terrenum, obra civil y construcción. Mario Melendi destacaba como principales ventajas «la reducción de costes y la posibilidad de conocer a otras empresas con las que poder colaborar».

Por contra, la primera fue Ensilectric. Agotado su tiempo de permanencia, la empresa de automatización de procesos se trasladó al Parque Tecnológico de Asturias, en Llanera, donde encontró unas instalaciones que respondían a su crecimiento.

En otros casos, las compañías siguieron en la comarca, como puede ser Domobility, Premio Emprendedor del año 2012 de la Cámara de Comercio, que creció desde un despacho de ocho metros cuadrados a una planta en la calle El Muelle. Otro crecimiento importante fue Proun Media, otra compañía innovadora que, tras dejar La Curtidora, ha registrado un constante crecimiento.

Son casos de éxito, pero también en La Curtidora se han producido fracasos empresariales. Uno de los más notables ha sido el de Air Asturias, la efímera compañía aérea que estuvo entre 2006 y 2007. Paradójicamente, las oficinas que se habilitadas expresamente para ellos fueron ocupadas por CSC (la actual DXC) en su crecimiento en Asturias.

«La Curtidora fue una etapa intermedia entre el centro de Tamón y las actuales instalaciones. Las personas que trabajaron allí lo recuerdan siempre con un gran cariño», comenta Daniel Salas, responsable en Asturias de DXC y que vivió esa época. También en 2007 se asentó en La Curtidora la empresa tecnológica Satec, que buscaba un emplazamiento de esas características y que aún continúa allí.

A lo largo de estos años, La Curtidora no solo ha servido de espacio para empresas. Proyectos con subvenciones europeas instalaron aquí sus cuarteles generales, y así uno de sus despachos fue la primera sede de la Fundación Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer, y también Infoinvest celebró sus reuniones cuando aún no disponía de instalaciones propias en los terrenos anexos a la ría. Como se ve, son sólo unos pocos nombres de una historia muy intensa y, sobre todo, con futuro.