![Una herencia con legado entre Avilés y la ciudad más antigua de Estados Unidos](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/09/07/aviles-san-agustin-hermanamiento-historia-nieta%20(2)-kCxE-U2201169821135JJH-1200x840@El%20Comercio.jpg)
![Una herencia con legado entre Avilés y la ciudad más antigua de Estados Unidos](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/09/07/aviles-san-agustin-hermanamiento-historia-nieta%20(2)-kCxE-U2201169821135JJH-1200x840@El%20Comercio.jpg)
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Entre el 7 y el 10 de agosto de 1924, Avilés transformó para siempre su historia y en gran medida la de toda España. Durante esos cuatro días la villa acogió a una delegación del estado estadounidense de La Florida y de la ciudad de San Agustín la más antigua del país, que viajaron para asistir al traslado de los restos de Pedro Menéndez a su nuevo emplazamiento en la vieja parroquia de San Nicolás de Bari. Aquel encuentro supuso la recuperación de las relaciones institucionales que España y Estados Unidos habían perdido en la guerra de 1898 y puso la primera piedra a un hermanamiento entre ciudades que llega hasta hoy en día, cien años después.
Precisamente estos días hay una delegación avilesina, encabezada por su alcaldesa, que está de visita en San Agustín de La Florida para conmemorar este centenario y una de las personas que les ha recibido es Julie Vaill Gatlin, nada menos que la nieta de uno de los hombres que participaron en la visita a Avilés hace un siglo.
Frederick Gatlin es el nombre de su abuelo y su historia y la de su familia se consideran hoy en día fundamentales en la modernización de la ciudad de San Agustín. «Mi abuelo nació en Nueva Jersey en 1866 y se dedicó al negocio de los hoteles. Le interesaba mucho la herencia española y nuestra relación con Avilés, llegó a ser presidente de la Sociedad Histórica de San Agustín y tuvo la suerte de viajar en aquella delegación en 1924 junto a su hermano Edward», explica hoy en día su nieta, orgullosa de que su abuelo fuese parte de aquella expedición.
Pese a que Frederick Gatlin falleció antes de poder contarle aquel viaje a sus hijos y mucho menos a sus nietos, fue su esposa Evelyn la que se encargó de mecanografiar algunas páginas con recuerdos. «Aquel registro fue muy importante, luego pasó entre generaciones como una tradición oral y yo espero que le llegue a mis hijos y a mis nietos porque es parte de nuestra historia».
En esas páginas escritas por la abuela de Julie se habla de un Avilés sorprendente. «Al volver contó que aquello era increíble, que los trataron muy bien y que se sintió muy importante», asegura su nieta. Tal fue así que la delegación fue recibida por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, «y mi abuelo decía que se puso nervioso por lo guapa que era la reina», bromea Julie Gatlin.
Además, el monarca nombró a Frederick caballero de la Real Orden de Isabel la Católica y su nieta aún guarda ese documento original en una carpeta a la que se aferra con cariño y la que también guarda otros documentos históricos de gran valor como el programa de eventos que se llevaron a cabo en la visita a Avilés en 1924, partidas de nacimiento e incluso los manuscritos de su abuela contando aquella historia.
«Nuestra historia es todo para nosotros y empieza en Avilés. En San Agustín tal vez hemos perdido algunas tradiciones que en Avilés se conservan y cuando vas allí te das cuenta de la importancia que tiene nuestro hermanamiento y eres mucho más consciente de tu propia historia», reconoce en este sentido el historiador Paul L. Wever, que actualmente ayuda a la familia de Julie Gatlin a conservar todo este patrimonio.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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