«Han sido tres semanas de dolor y de pena», asegura la familia de Concepción Barbeira

La esperanza de que Concepción Barbeira siguiera con vida se había mantenido hasta el último momento, pero esta mañana su familia recibió la peor de las noticias: el cuerpo que este jueves aparecía en las costas vascas, entre Lekeitio y Ondarroa, era el de esta vecina de Castrillón. «Mantuvimos la esperanza hasta el final», dice una de sus hermanas, Soraya Barbeira, «pero ya no hay esperanza ninguna». En todos estos días que han transcurrido desde que desapareció Concepción, el 2 de marzo, por la cabeza se les habían pasado muchas ideas, pero la de su muerte era la única en la que no querían pensar. Incluido ayer, cuando las ropas que vestía el cuerpo encontrado por un buceador aficionado eran muy similares a las de Concepción.

La autopsia y las pruebas genéticas realizadas confirmaron la identidad, aunque la investigación sigue abierta para tratar de esclarecer lo ocurrido. Ahora, el deseo de la familia es poder traerla de vuelta a casa y poder despedirla. «Han sido tres semanas de dolor, de pena y de pensar en todo», dice Soraya Barbeira.

Su desaparición coincidió con la de la gijonesa Lorena Torre, de la que se perdió la pista solo un día antes, y ocurrió apenas dos semanas después de la de Paz Fernández Borrego, asesinada en Navia, lo que hizo saltar todas las alarmas. Concepción había salido de casa por la mañana, prácticamente al mismo tiempo que su marido, y había cogido el coche para dirirse al hospital San Agustín, en cuya cocina trabajaba. Nunca llegó a su destino, y su coche apareció abierto, con el bolso y la documentación dentro, en la playa de Santa María del Mar.

Previsiblemente, el cuerpo de Concepción podrá ser trasladado mañana desde el País Vasco hasta Asturias.