Un eucalipto del Ferrera invade una vivienda de Rivero

Por suerte, en aquel momento ya no había nadie en el jardín y la rama se quedó incrustada entre el tejadillo del cenador y el muro que separa la parcela privada del jardín francés. Pero no ha sido esta la única ocasión en la que cayeron ramas de este árbol en esta finca de Rivero , con lo que el miedo se ha apoderado de la familia.

«El eucalipto no deja de crecer, con lo que también lo hacen sus ramas hasta que alcanzan una longitud de diez y doce metros, además se acumula el peso de la flor y las hojas en el extremo», explica Cañibano, preocupado por las rachas de aire que comienzan ya a sacudir el árbol este otoño.

A lo largo de los cuatro años que ya han transcurrido desde esa primera vez, Mari Paz Cueto Álvarez, hija del propietario, asegura haber registrado una petición para que el Ayuntamiento dé una solución, pero nunca tuvo respuesta. «Hace unos años el árbol ya se había podado por las mismas causas, de manera que registré un recurso para solicitar una nueva poda. No obtuve respuesta y me dijeron que no había posibilidad de registrar más recursos. A partir de entonces nada es competencia de nadie y todo es un baile de excusas».

Cueto se ha dirigido a Parques y Jardines «aproximadamente cada cuatro o seis meses». La última este verano y le aseguraron que un equipo se pondría manos a la obra a principios de otoño, una época que consideraron más efectiva para llevar a cabo la labor.

Pasado un mes desde la llegada del otoño, la familia sigue a la espera de que se haga efectiva la solución que les permita disfrutar de su casa con normalidad.