«Si el espectador recuerda una imagen es por sus elementos perturbadores»

-¿Qué puede esperarse el visitante que acuda a ver esta muestra?

-Un estilo totalmente nuevo. Es esa fascinación suya por la 'Americana', por toda la estética más potente de los Estados Unidos. Es su gran fuente de inspiración temática, y está muy influenciada por el Hollywood de Stanley Kubrick, de David Lynch, de los hermanos Cohen... Cada una de las fotografías de la muestra puede ser el fotograma de una película, justo en el momento en que ha pasado algo, o en que va a pasar. Nadia propone ese juego al espectador.

-Vienen de haber expuesto en La Térmica de Málaga. ¿Qué efecto están consiguiendo?

-Está imponiendo un estilo. A sus 29 años, Nadia es ya la fotógrafa de toda una generación joven, la millennial, que se identifican y reflejan en esta estética, en esa mezcla de realidad y surrealismo. A decir verdad, lo que estamos viendo es la fotografía que veremos dentro de unos años. Es la punta de lanza de las futuras fotógrafas.

-Y con tan sólo 29 años...

-¡A mucha gente le sorprende, y no debería ser así! Su primera foto la expuso con 22 años. A esa edad estás en la facultad, a punto de acabar y de meterte en la vida laboral. El problema es que la gente está hasta los 30 en su casa, o pasa mucho tiempo en los bares. Es algo que decimos mucho en España. Y no.

-Llama la atención que todas las modelos son mujeres. ¿Existe un componente reivindicativo?

-Cero. Para ella, los hombres somos muy básicos y aburridos, no aportan nada. Las chicas son las que realmente te pueden dar una mirada, una pose, una actitud, un decorado... Aportan mucha más historia. Además, todas son mujeres reales, alejadas de los tradicionales iconos de la moda. Estamos viendo a gente normal y corriente, pero elevada a la máxima belleza. De haber alguna reivindicación, esa.

-Hasta ahora, ¿qué tal acogida está recibiendo la propuesta de Cohen?

-Está siendo muy bien recibida. De hecho, en otras ciudades hay gente que repite y la visita de nuevo.

-Y eso que algunas imágenes son, en cierto modo, delicadas...

-También hay mucha ficción en sus fotografías. La ficción hace que la gente desligue la realidad. Aunque estés viendo a tu vecina posar desnuda, al ser algo ficticio, nos ayuda a procesarlo. Lo importante es enseñar a la gente que ciertas cosas, fuera del arte, no deben reproducirse en la vida diaria. Hay que educar, no censurar.

-¿Entonces no hay una búsqueda expresa del escándalo?

-Lo que hay es un juego con la perturbación. Si el espectador se queda con una imagen es por su elemento perturbador. Un racimo de salchichas sobre una mujer desnuda, una máscara, un revólver, un walkman... ¿Qué hace eso ahí? Es lo que te perturba y hace que se quede grabada en la retina. Por eso la gente saldrá de aquí recordando más fotografías que en cualquier otra exposición.

-¿Augura, pues, un éxito?

-Espero que sí. Y nos agrada que una institución conservadora, porque todo lo institucional lo es, acoja formas de arte que representan a estas otras generaciones.