Sabemos quienes fueron los padres de la Constitución, pero poco o nada de los anhelos y reivindicaciones de las mujeres de la época. De poner el foco sobre ellas se encarga 'Españolas, Franco ha muerto', una «tragicomedia» sobre la historia no contada de las mujeres en los años de la Transición. Ruth Sánchez y Jessica Belda firman una obra «necesaria» dirigida por Verónica Forqué porque «las mujeres siguen, seguimos, siendo asesinadas. Eso es lo que queremos contar. ¿Qué tenemos que hacer? Esto es una manera amarga y genial y muy divertida (de contarlo). Hay momentos en los que literalmente me troncho y otros en los que no puedes respirar. Ese es el sentido de la obra», ha destacado hoy en la presentación del estreno absoluto que el viernes 21 tendrá lugar en Teatro Palacio Valdés, a las 20.15 horas. Todavía queda alguna entrada en la zona general.
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Contar lo que nunca hasta ahora se había contado ha exigido dos años de ardua investigación. «Queríamos poner esa parte de la historia que normalmente no nos cuentan y que nos pertenece a las mujeres», lo que ha exigido entrevistar a feministas que vivieron activamente aquel momento y leer el diario de sesiones del Congreso de los Diputados. «Con toda esa información se fueron conformando los temas que había que tratar en la obra», ha explicado Jessica Belda.
La obra ha sufrido varias reestructuraciones porque «por inercia, en los primeros textos le dábamos más importancia de la que conveniente a la visión masculina»; en un segundo pulido eliminaron la mayoría de los nombres propios «porque queríamos una reflexión de la mujer como colectivo», ha añadido Ruth Sánchez.
El resultado es, según Forqué, «un texto brillante», beneficiado por un parón entre septiembre y enero que sirvió para terminar de ver «lo que sí y lo que no». «Cuando hay un buen texto, lo demás sale. Es lo único realmente importante», ha sentenciado la directora trasladando todo el mérito del título a sus autoras.
Una de ellas, Jessica Belda, forma parte de un elenco que completan Roser Pujol y Manuela Rodríguez, en la piel «de ellas mismas y de muchos personajes, de madres, de hijas, de jovencillas que tienen miedo a quedar embarazadas...» y también de Carmen Franco, uno de los pocos nombres propios de la obra.
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