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La ley de ordenación e integración de la Formación Profesional, de 31 de marzo de 2022, era muy esperada por la FP, pero no siempre es fácil de cumplir. Lo denuncian alumnos de primer curso de los ciclos de Informática del CIFP Avilés que lamentan la forma en la que se han resuelto sus prácticas de primer año. Según su testimonio, las han realizado en centros educativos en los que no han podido aplicar ni desarrollar nada de lo han aprendido en este primer trimestre y medio de curso.
La directora del CIFP, Susana Fonseca, señala que lo importante es procurarles un «entorno real de trabajo» y reconoce con cierto pesar que no hay suficientes empresas para los 589 alumnos matriculados en este curso en algún ciclo de Informática en el centro. «Es lo que podemos ofrecer. No se nos puede olvidar tampoco que son tres semanas en el primer año de aprendizaje. Ya iremos mejorando, pero yo creo que mayoritariamente están contentos y están bien».
Sin embargo hay algunos que han trasladado su malestar a los tutores porque consideran que han sido tres semanas «perdidas». Son conscientes de que las condiciones que pone la ley quizás no facilitan que las empresas acojan a estudiantes pero para ellos la resolución de las prácticas es poco menos que «un engaño y una laguna en el aprendizaje».
Los centros educativos elegidos han sido tanto colegios como institutos de toda la comarca, algunos incluso del Bajo Nalón. «Yo estuve a gusto en el que me asignaron, la verdad es que fueron muy majos, pero solo podía mirar gaviotas por la ventana porque no se daba nada del grado superior de Desarrollo de Aplicaciones Web que estoy estudiando», explica un alumno.
Señala que en el colegio efectivamente había un aula de Informática, «pero no tiene nada que ver con lo que doy en el módulo, que es programación», así que para no aburrirse intentó echar una mano con lo que podía.
El problema llegó, sin embargo, cuando protestó ante la tutora. «Le llevé un papel en blanco con la firma del tutor y la mía para que pusiera lo que quisiera porque desde luego lo que yo hice no fueron prácticas», esa iniciativa no le gustó nada a la docente que llevó al alumno ante dirección, aunque finalmente no fueron recibidos.
En concreto este estudiante estaba matriculado en el grado «por placer». «Yo tengo la vida resuelta, lo estaba estudiando porque me gusta aprender, pero me da pena de los alumnos más jóvenes que de verdad necesitan formarse y no han tenido unas prácticas de verdad».
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