El Aula de Cultura de LA VOZ abre hoy el nuevo curso. El protagonista es el ovetense Juan Fueyo, profesor e investigador en el prestigioso centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, que presentará su último libro, 'Te dirán que es ... imposible'. La cita es a las 19.30 horas en el escenario habitual, el Centro de Servicios Universitarios (La Ferrería 7-9), con acceso libre y presentado por Mercedes de Soignie.
-¿A qué se refiere el título?
-A que cuando uno intenta hacer algo nuevo, diferente, siempre hay alguien que dice que es imposible, y muchas veces esa voz es la de uno mismo. Pues bien, ese imposible hay que recibirlo con una sonrisa y seguir adelante.
-¿Le ha pasado muchas veces?
-Recuerdo que cuando empecé a desarrollar un virus para tratar tumores cerebrales muchos expertos me dijeron que desistiese, que era imposible. Yo ya sabía qué iba a pasar, pero a la vuelta de mes y medio esos mismos me decían que tirase para adelante. Es la oposición del mundo a la voluntad del hombre, al cambio. La tendencia a quedarse donde uno está es la primera barrera que hay que vencer.
-¿La llamada zona de confort?
-Lo malo es que hay gente que se queda ahí antes de alcanzar esa zona y lo sigue pasando mal por no enfrentarse a una serie de cambios que son necesarios para mejorar.
-O sea, que nunca es tarde si la dicha es buena.
-Una vez conocí a alguien de cuarenta años que decía que le gustaría ser médico, pero que claro, con esa edad... Le dije que en los cincuenta se iba a plantar de todas maneras y que lo único que tenía que plantearse es si quería llegar con el título en la mano o como estaba en ese momento. ¡Claro que nunca es tarde para empezar! Cuando escribió su primera novela Saramago ya había cumplido los cincuenta.
-¿Vencer al cáncer es un imposible?
-Hemos dado una serie de empujones muy fuertes que abren muchas esperanzas, tanto en la prevención como en conocer porqué se producen los cánceres. Se han desarrollado tratamientos que mejoran la calidad de vida, pero el cáncer es algo que va unido a nuestra biología. En el mejor de los casos podríamos llegar a controlarlo, a convertirlo en enfermedad crónica, pero ahora mismo la erradicación completa es algo utópico. Queda mucho por avanzar.
-¿Hasta qué punto se puede prevenir?
-La alimentación, el ejercicio y en definitiva llevar una vida sana son factores muy importantes, pero hay cánceres hereditarios, y casi todas las actividades humanas conllevan riesgo de cáncer.
-En los últimos años los avances han sido mayúsculos.
-Han aparecido nuevos datos, como demostrar que tumores como el de útero se producen por virus, y se ha desarrollado una vacuna que probablemente reducirá su incidencia en las generaciones venideras. También conocemos muy bien los efectos del sol, y el melanoma en adultos no aumenta, y que fumar multiplica por diez o más las posibilidades de tener cáncer de pulmón.
-¿Y a nivel terapéutico?
-El más interesante es la inmunoterapia, saber cómo se puede despertar el sistema inmune para que sea capaz de reconocer al monstruo que lleva dentro y pueda destruirlo. El problema es ese, que muchas veces no lo sabe.
-También se habla de tratamientos personalizados.
-El cáncer puede mutar de manera diferente en cada paciente y por tanto cada uno puede necesitar un tratamiento personalizado.
-Participó en un estudio sobre una terapia que emplea un virus para luchar contra los tumores cerebrales. ¿Tiene aplicación?
-Es cuestión de dar muchas veces en el mismo clavo. Hicimos todos los estudios y ahora se está probando en diez hospitales de Estados Unidos y Canadá y también en Navarra, en este caso con niños. Los resultados iniciales demuestran que en un 20% de los casos el virus es capaz de eliminar el tumor, pero un 20% es muy poco. Queda un 80%
-¿Falta implicación por parte de la industria farmacéutica?
-Debería ir de la mano de la investigación, pero no es así. La industria es un negocio, y la investigación no. Los tratamientos contra el cáncer, sobre todo los nuevos, son excesivamente caros. Por ejemplo, cada dosis de un tratamiento con células para pacientes de leucemia cuesta medio millón de euros.
-¿Lo cubre la Seguridad Social?
-Se ha hecho cargo de tres. En España tenemos una Seguridad Social muy avanzada, universal y gratuita. En Estados Unidos no es así. Mucha gente depende de la caridad. Cuando piensas en estas cosas te das cuenta de que hay cosas que hemos hecho muy bien.
-Algunas voces rechazan que se hayan aceptado los aceleradores donados por Amancio Ortega.
-Me parece una tontería subida de tono por parte de gente que no entiende nada. Las donaciones son muy importantes, a ver si hay más. En Estados Unidos las sillas de los hospitales, las puertas, las resonancias y hasta los propios hospitales llevan grabado el nombre de quién los donó.
-El debate sobre la legalización de la eutanasia sigue abierto.
-Yo estoy completamente a favor, hace falta adoptar una legislación que permita una muerte digna teniendo claro que la decisión no corresponde al médico.
-También ha escrito un libro de ficción sobre Severo Ochoa en el que decía que merecía el Nobel, pero no por lo que lo ganó.
-Tras recibirlo se demostró que estaba equivocado, pero después llevó a cabo otra investigación digna de un Nobel que no le concedieron. Es el asturiano con más talento de la historia, el que nos ha guiado a todos, mi referencia, pero creo que ocultar esa realidad no es justo. Fue un error que le hace más humano.
-En su libro repasa casos de éxito como los de Steve Jobs o Michael Jordan.
-Steve Job es un ejemplo de que sin tener título universitario también se pueden hacer grandes cosas, y Jordan es un caso de superación. Se retiró con tres anillos, fracasó en el béisbol y regresó al baloncesto. En ese momento todo el mundo le daba por acabado, pero siguió adelante y acabó ganando otros tres anillos.
-Lleva veinticinco años en Estados Unidos ¿Le ha cambiado la perspectiva?
-De España no mucho, de Estados Unidos sí. Me gusta su capacidad de trabajo, el tipo de vida al que aspiran y lo honestos que son. Lo que no me gusta de ninguno de los dos países son los políticos. Aquí con lo de Cataluña se ha liado muy gorda, y allí tenemos a Trump con esa política de nacionalismo radical absurdo.
-La ciencia en España no atraviesa su mejor momento.
-Siempre he dicho que los científicos más inteligentes están en España. Lo que nos falta es mentalizarnos de que la ciencia es cuestión de Estado. Los políticos dicen que es una prioridad, pero sus hechos nos demuestran que no es así.
-¿Qué mensaje va a lanzar en la conferencia?
-Que no podemos ser felices siempre, pero que hay que intentarlo cada día y que el éxito es el camino. El español es una persona que sabe disfrutar de la vida, pero que reflexiona poco acerca de lo que hay que hacer para ser más feliz. Vivimos al día, sin ser capaces de detenernos a pensar qué necesitamos.
-Dicen que es más feliz quien menos necesita.
-Y que el hombre feliz no tenía ni camisa. Pues no es verdad. No necesitar está muy bien, pero hoy en día el dinero hace la felicidad. Hay que cambiar la mentalidad y saber lo que se necesita.
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