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F. B.
AVILÉS.
Viernes, 28 de junio 2024
Aunque el premio del Deporte concedido este año por LA VOZ reconocía la trayectoria individual de Juan Muñiz, éste puso en valor a todos «los que de un modo u otro han estado ligados a la Atlética Avilesina (AAA)», aseguró 'Juanín' después de que el periodista Fernando del Busto le entregase la figura conmemorativa.
«Nací en El Carbayedo, capital de Europa, como todo el mundo sabe. Y toda mi vida llevé un nombre muy largo: Juanín, el hijo de Toso, el de la Atlética, y de Margarita, la de la Notaría. Nombre que aún hoy me acompaña y define.». De esa manera se presentó Juan Muñiz, marcando el tono de su intervención de agradecimiento donde el humor, mensajes y avilesinismo iban de la mano.
Confesó que era de la Atlética, donde, a las seis horas de nacer, lo había inscrito su padre. «Ser de la Atlética es saber que las personas están por encima de los credos y opiniones políticas particulares, que es importante ganar, pero que la mayor victoria es respetar siempre al contrario, que hay que aceptar las derrotas con deportividad y siempre con elegancia y deportividad», afirmó.
Pero, con todo, la mayor aportación del credo de la Atlética es que «hay que trabajar siempre por los jóvenes y por nuestra villa avilesina, ya que una sociedad que olvida a sus jóvenes hipoteca su futuro».
Juanín también aludió a su vinculación con LA VOZ, que comenzó con las visitas semanales, los sábados y domingos, a la redacción de LA VOZ, para escribir los crónicas de la Atlética.
Un día, desveló, le llamaron del diario. Él descolgó el teléfono y le dijeron que pidiese a su padre que cambiase la cinta de la máquina de escribir porque ya no se distinguían las letras. Lo que hizo Toso fue dar la vuelta a la cinta para ahorrar, comentó ayer su hijo.
Y es que la Atlética era «un club pobre, la cenicienta de Asturias, como rezaba un titular de LA VOZ. Para contrarrestar esa falta de dinero necesitábamos mucho trabajo y una pizca de ingenio». Juanín Muñiz recordó como después de probar muchos deportes se decantó por el balonmano, donde jugó hasta los 27 años, cuando se dio cuenta que «disfrutaba más entrenando que jugando. Entrenar no se trata sólo de técnicas, se trata de educar e inculcar los valores de la Atlética». Confesó ayer que seguirá en los banquillos «unos años, aunque cada vez quedan menos» y reclamó más apoyo para la Atlética.
«Pasan los años y seguimos siendo la Cenicienta de Asturias, compitiendo en desigualdades económicas. El Ayuntamiento siempre colaboró con nosotros y esperamos que aparezca alguien que nos permita situar a a Atlética y a la ciudad en el lugar que se merecen», afirmó. Y es que, «a pesar de lo que nos diga la inteligencia artificial, Avilés es una ciudad preciosa, por su paisaje y, sobre todo, por su paisanaje, por la que merece la pena luchar», concluyó.
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