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J. F. GALÁN
AVILÉS.
Lunes, 4 de junio 2018, 02:11
Multitudinario domingo de pétalos, de alfombras florales y de procesión, la del Corpus Christi, la fiesta en la que la Iglesia Católica celebra la presencia de Cristo en la Eucaristía y en la que los niños que este año han recibido la primera comunión acompañan a la imagen del Santísimo en su recorrido por las calles de Avilés. La iglesia parroquial de San Nicolás de Bari se engalanó con cuatro tapices florales confeccionados por las cofradías La Dolorosa y el Beso de Judas, la adoración nocturna y los catequistas alusivas al 150 aniversario del traslado de la parroquia desde la iglesia de San Antonio de Padua hasta de la de San Nicolás y el centenario de la consagración de la Virgen de Covadonga.
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Ángel Vilaboa, recientemente ordenado sacerdote, presidió la misa, cantada por la escolania parroquial, con Marino Soria al órgano. Le acompañaban en el altar el párroco, Alfonso López, el párroco emérito, Ángel Garralda, José Antonio González Montoto, expárroco de Santo Tomás de Cantorbery, y Juan Antonio Blanco, diácono de la diócesis de Avilés. No faltaron los tradicionales canarios y jilgueros, una tradición exclusiva de la parroquia de San Nicolás que probablemente se remonta al pasado franciscano de la iglesia, cuyos cánticos resonaron en el abarrotado templo.
La fina pero pertinaz lluvia obligó a recortar el tradicional recorrido de la procesión. Junto a los niños y al paso del Santísimo marchaban con sus guiones representantes de las cofradías de la parroquia, de La Virgen de La Luz, de Nuestra Señora de Fátima, de Jesús de la Caridad y de la orden seglar franciscana, así como mandos de la Armada, la Guardia Civil, y las policías Nacional y Local. Completaban la comitiva miembros de asociaciones de veteranos de la Armada y de la Brigada Paracaidista, la Banda de Música de Avilés y numerosos fieles y miembros de la comunidad parroquial.
La procesión enfiló la calle de La Fruta para dirigirse hacia la iglesia de San Antonio de Padua y tras la bendición, bajo una lluvia de pétalos, regresó al punto de partida por La Ferrería. Después un vermú solidario destinado a recaudar fondos para reparar el tejado del templo puso el punto final a la primera de las procesiones del Corpus Christi, la de San Nicolás, tal y como le corresponde como la parroquia más antigua de Avilés.
La próxima semana será el turno de la de Sabugo.
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