El detenido por la muerte de Soraya Suárez dijo a sus vecinos que «se habían pegado»

Soraya Suárez Marín, vecina de La Carriona de 32 años, falleció el jueves en su domicilio de la calle Murcia y la Policía Nacional investiga como presunto autor a su pareja y padre de su hija pequeña. El hombre fue detenido ese mismo día a media mañana por supuestos malos tratos. Contra él no constaba ninguna denuncia previa por este delito, según confirmaron fuentes policiales. Permanece desde entonces en el calabozo de la comisaría de la Policía Nacional y está previsto que hoy sábado pase a disposición judicial ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº6, en funciones de guardia.

Aunque en un principio se especuló con la posibilidad de un suicidio y la Jefatura Superior de Policía se mostró muy cauta con el caso remitiéndose continuamente a los resultados de una autopsia que aún no se conoce, conforme fue avanzando la mañana de ayer la Delegación de Gobierno y el Ministerio de Igualdad afirmaron sin ambages que se trataba de un «nuevo asesinato machista».

El resultado de la autopsia, no obstante, podría tardar todavía días. El equipo forense tomó muestras biológicas y anotó evidencias físicas para permitir que la familia pudiera enterrar el cuerpo de Soraya cuanto antes. Ayer mismo, apenas un día y medio después de haber sido encontrada sin vida, recibió sepultura en la intimidad en el cementerio de La Carriona tras el velatorio en el tanatorio.

Según ha podido saber este periódico, la alarma la habría dado el propio detenido al dirigirse a un bar de La Carriona próximo a la vivienda con signos de violencia en un ojo y asegurando que él y su pareja se habían pegado. Siempre según esa versión, él se habría marchado de casa y al regresar Soraya Suárez no contestaba.

Según añadieron dos testigos, la pareja de la víctima buscó ayuda en la calle porque no podía acceder a la vivienda que compartían al estar la puerta bloqueada. Los edificios de la calle Murcia tienen solo tres alturas y prácticamente todos los vecinos de la zona se conocen. Él se encontró con dos jóvenes vecinas del inmueble de enfrente, el número 1, a las que pidió ayuda para entrar en el piso. Cuando lo hicieron, descubrieron el cuerpo sin vida de la joven en el baño, donde permanecía encerrada. La hija de ambos, de dos años de edad, estaría en casa de los abuelos paternos, a apenas unos metros de distancia. El hijo mayor de ella de una relación anterior, de diez años, no vivía con la pareja.

La presencia de la ambulancia en la estrecha calle Murcia hizo saltar las alarmas en el vecindario, que en ningún caso se imaginaba lo sucedido. A primera vista, todo parecía indicar que se estaba ante una intoxicación por sobredosis, aunque también se trabaja sobre la hipótesis de que fuera inducida.

Los vecinos no hablaban ayer de otra cosa, sobre todo conforme fue avanzando el día y se fueron conociendo nuevos datos. Soraya había sido víctima de malos tratos a manos de anteriores parejas, pero no constaba ninguna denuncia contra la actual, por lo que tampoco estaba vigente ninguna orden de protección.

Sin embargo, debido a sus antecedentes, sí era conocida en la unidad de violencia de género de la Policía Nacional. Sus amigos estaban ayer consternados y destacaban la simpatía de la joven. «Era una chica muy maja y maravillosa», dijo uno de ellos.

Todas las administraciones, desde al Ayuntamiento al Ministerio de Igualdad, pasando por el Principado y la Delegación de Gobierno, condenaron el «asesinato» y recordaron que se trataba del primer episodio por violencia de género registrado en la comunidad desde mayo de 2021. De confirmarse el de la joven de La Carriona, serían ya 45 las víctimas mortales por violencia de género en lo que va de año en España.

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