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SHEYLA GONZÁLEZ
Jueves, 25 de junio 2020, 01:00
La Curtidora ha visto nacer, crecer y consolidarse a cientos de empresas locales y regionales, algunas ya de carácter multinacional en sus 25 años de historia. Su presente encaminado hacia la innovación y el emprendimiento está muy ligado a su pasado, un edificio que se ... levantaba en las primeras décadas del siglo XIX y que hoy permanece más vivo que nunca.
El centro de empresas fue en su origen una fábrica de curtidos, que se construyó en 1820, aunque fue muy renombrada su ampliación y modernización en 1902 cuando adquirieron su propiedad los hermanos José y Francisco Maribona. Ellos fueron los encargados de darle vida durante décadas. Aquel negocio comenzó su declive décadas más tarde junto con el de la Banca Maribona y, lo que a priori era una mala noticia, se convirtió en uno de los proyectos de más relevancia del Ayuntamiento de Avilés.
En 1988, con Santiago Rodríguez Vega como alcalde, el Consistorio decidió adquirir la fábrica y poner en marcha su rehabilitación para convertirla en hotel de empresas, un proyecto que no estuvo exento de polémica, pues un supuesto escándalo urbanístico estuvo a punto de acabar con él al judicializarlo. Las sentencias de la época dieron la razón al equipo de gobierno y permitieron el desarrollo de la iniciativa.
El Ayuntamiento aprovechó en su momento los fondos europeos para ejecutar la millonaria inversión pero, dos años después de la compra, y con toda la tramitación iniciada, un incendio, del que aún hoy se desconocen las causas, volvió a poner en jaque el proyecto. Aún así, cinco años después de aquel fuego se pudo inaugurar el nuevo edificio. Era el 9 de mayo de 1995 y el hotel de empresas veía la luz después de tantos palos en el camino con una treintena de espacios, y lo hacía acogiendo a Ensilectric y Acoter System, sus dos primeras empresas, a las que después se sumarían muchas otras hasta alcanzar las 456.
Su puesta en marcha fue todo un reto, el mismo que supone seguir manteniéndola viva cada año. Cerró 2019 acogiendo a 128 empresas, 73 con local alquilado y otras 55 domiciliadas. La amplitud y diversidad de espacios hace que haya albergado compañías que abarcan múltiples sectores como informática, asesoría, comunicación, diseño, alimentación, moda o seguridad. La lista es larga y en ella destacan la antigua CSC, hoy convertida en la multinacional DXC, Satec (que sigue manteniendo su sede en el centro), el Grupo TAM u otras de reciente creación pero con proyección internacional como CIMC Tianda Airport Services.
Uno de sus grandes éxitos es no solo el número de compañías acogidas, sino la consolidación de las mismas. De las 321 que nacieron allí, el 72% ha seguido en funcionamiento cinco años o más, y se estima que se han creado unos 1.900 puestos de trabajo.
En La Curtidora radica la sede del área de Promoción Económica del Ayuntamiento. Sus técnicos han ayudado a numerosos emprendedores a analizar sus proyectos empresariales, a determinar la viabilidad de los mismos y a ponerlos en marcha en caso de tener nicho en el mercado. En total se han realizado 2.100 planes de empresa y 140 empresas nacieron del semillero.
Bajo su marco se han organizado cursos y actividades formativas varias, muchas enfocadas en las nuevas tecnologías o la innovación. En estos 25 años de historia La Curtidora ha puesto en marcha 373 actividades formativas, ha aportado 941.000 euros a través de préstamos participativos y tramitado 898 subvenciones.
La Curtidora no se vio exenta de la pandemia del coronavirus, y supo reaccionar. Dispuso de 2,5 millones de euros en avales a las empresas más afectadas por la pandemia y sus técnicos han dado soporte a las entidades en la tramitación de las ayudas estatales y regionales puestas en marcha los últimos meses para hacer frente a la crisis. Al mismo tiempo, se optó por no cobrar el alquiler ni la concesión de la cafetería, y se está estudiando la moratoria para los próximos meses.
Los problemas se encararán también con una remodelación y crecimiento. En los próximos meses se redistribuirán quinientos metros cuadrados de oficinas para adaptarlos a las nuevas necesidades así como modernizarlos, y sus instalaciones en Versalles se completarán con otras en el renovado palacio de Maqua, en el centro de Avilés, donde se abrirá un espacio coworking, se habilitará un sala para presentaciones y se ubicarán además las instalaciones del proyecto de enseñanza de español para extranjeros que se gestiona desde el centro.
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