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EVA HERNÁNDEZ
Sábado, 23 de abril 2022, 16:14
Combatir los prejuicios y dejar a un lado los malos pensamientos. Esa era la idea contra la que luchan en el Centro municipal de atención a personas sin hogar, en la calle La Estación, que abrieron el día de ayer (por primera vez en su historia) sus puertas a quince niños ajenos al centro que acudieron a un cuentacuentos en el que actuaron usuarios del propio centro. La historia elegida para la representación no fue otra que 'Los tres cerditos' pero, en lugar del cuento al que estamos acostumbrados, el centro le dio una vuelta de tuerca para contar a los niños su propia versión y hacer que cambiaran su mirada.
A la puerta del centro, un enorme cerdito daba la bienvenida a los niños que, emocionados, decían temer al feroz lobo pero, como los mismos participantes de la obra querían transmitir, los malos muchas veces no son tan malos. Subir a la primera planta del albergue era entrar en un mundo mágico, donde mariposas, rosas, lunas y corazones colgados del techo decoraban la sala. Un paisaje con montañas era el fondo de la obra donde los niños conocían a Lolo, Juan y Pepe, tres hermanos cerditos con vidas muy diferentes.
Lolo era un cerdito camarero al que el dinero no le alcanzaba para mucho y había tenido que optar por tener una casa en la que, a veces, le cortaban la luz; Juan era un cerdito con trabajos en los que a veces le pagaban y otras no por lo que, aunque no fuera muy grande, tenía una casa con luz y agua y Pepe, un cerdito con ahorros que pudo permitirse una casa muy grande. Cuando Lito, el lobo, entraba en escena proclamaba su deseo de tener amigos, pues bajo la creencia de que era malo y daba miedo nadie se le acercaba, sintiéndose muy solo.
Poco a poco, el lobo iba conociendo a los hermanos y ellos iban aceptándolo, hasta el último: Pepe. «¿Qué dirías si te decimos que nuestro amigo es alguien al que nunca te hubieras acercado y del que hubieras huido?», le decían los otros dos hermanos. Pero cuando Lito salió de entre los árboles llorando, el cerdito Pepe supo cómo contestar: «Es alguien que se siente triste igual que yo, no somos tan diferentes». Con esta pequeña moraleja terminaba el cuento viviendo todos juntos la experiencia.
La iniciativa nacía a través de la campaña 'Contra el estigma, cambia tu mirada'. Cruz Fernández, responsable del centro, explicaba antes de comenzar la función que «los mayores a veces cuando miran no ven, porque miran solo con los ojos, hacemos esto para enseñar a mirar con los ojos, con la cabeza y con el corazón».
Una actividad que, como Fernández destacaba, «lo hacemos desde la dignidad, les contamos a los niños que hay gente sin hogar, pero queremos cambiar la visión que tienen al respecto». Sergio Santiago, participante de la obra y usuario del centro, resaltaba que era importante «participar para que los niños se diviertan y también sean conscientes de qué va la vida». Durante su presentación, Santiago les explicaba a los niños que «todas las personas que viven y vienen por aquí suelen ser un poco magos, logran todo lo que no todo el mundo consigue: transformar su vida. Para ello, tienen un truco que comparten como buenos magos: intentarlo una y mil veces».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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