«Nos va a costar trabajo llegar a todas las casas pero llegaremos»

El tiempo no acompañó en la tarde más mágica del año, pero ni la lluvia ni el viento ni el granizo nublaron la ilusión de los niños de Castrillón y del resto de la comarca que recibieron a los Reyes Magos por todo lo alto a su llegada al Aeropuerto de Asturias. Con la puntualidad que desde hace años les caracteriza, Sus Majestades de Oriente aterrizaron en suelo asturiano a las 16.55 horas de la tarde, momento en el que el tiempo decidió hacer de las suyas con una granizada que no acalló las voces de las cientos de familias que los esperaban a pie de pista.

El alcalde de Castrillón, Eloy Alonso, la concejala de Turismo y Festejos, Marián Carbajal, y un corresponsal de Oriente en Asturias recibieron a los tres Magos para darles la bienvenida después de un largo viaje. Y es que a pesar de que el vuelo de Iberia en el que llegaron provenía de Madrid, los Reyes venían desde mucho más lejos. Así se lo hicieron saber también a los niños que ayer los esperaban con gran ilusión y, por supuesto, con muchos nervios, deseosos de recordarles lo que querían que les dejaran en sus casas.

Melchor les recordó la importancia que tenía también para ellos «una noche tan mágica como esta» y trasladó un mensaje de tranquilidad a todos asegurando que a pesar de las inclemencias del tiempo, todos los regalos llegarían. «A los niños les pedimos que se acuesten temprano, que según está el tiempo nos va a costar trabajo llegar a todas las casas, pero llegaremos», afirmó nada más bajar del avión.

Ya dentro del aeropuerto, sus compañeros tomaron la palabra para comprobar que los niños habían sido buenos, pregunta que fue respondida con un sonoro «sí» y para seguir recordándoles que tenían que «portarse bien», ya que la noche no había llegado aún. Gaspar, «el rey más solidario», les pidió a los más pequeños que «os acordéis también de los niños que no tienen juguetes y pidáis algo para ellos», mientras que Baltasar, más tímido, les deseó «una feliz noche» y resaltó el temporal, desconocido de donde ellos vienen.

A las 19 horas volvieron a reunirse con la población castrillonense en la cabalgata por las calles de Piedras Blancas, tras visitar a los mayores de la residencia de El Villar. El agua también hizo de las suyas, lo que provocó que tuvieran que ir más rápido de lo normal, aunque los caramelos no faltaron como tampoco lo hicieron las voces de los niños para captar la atención de su Rey favorito. Y aunque a algunos como Nicolás, de tres años, Sus Majestades le daban aún un poco de miedo, tenían claro que sus deseos serían cumplidos. Tras la recepción, los Reyes empezaron su complicada tarea ya que muchos niños apenas pudieron pegar ojo. Eso sí, hoy se levantarán con el árbol lleno de sorpresas.