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CRISTINA DEL RÍO
Domingo, 29 de noviembre 2020, 00:51
Quería filmar el vacío que dejó el confinamiento en las calles. La ausencia de pálpito, el silencio de las colas y las expresiones lánguidas de una población tan obediente como sorprendida por lo que estaba viviendo. También aquellos reductos esenciales que la pandemia nunca ha llegado a parar del todo, como el puerto. El realizador David Rodríguez Muñiz, un enamorado de la mar, pasó jornadas enteras grabando en el puerto de Avilés y fue aquí donde, sin querer, llegó a una historia que le estaba esperando. En realidad, tres: la de una familia que espera el regreso de un pesquero perdido en el océano, la de un viejo 'lobo de mar' varado en tierra y la de un barco construido allá por los años 70 en el África colonial. El cineasta dejó de lado la sacudida que el confinamiento había propinado a la sociedad, decenas de horas grabadas que esperan una mejor oportunidad, y se centró en Pablo Villanueva, un cántabro de 66 años que lleva seis viviendo en un barco atracado en el puerto deportivo de la ciudad y cuya historia es ahora también la de David.
«Es el proyecto más curioso que he hecho nunca. Ahora lo estoy montando y tengo que buscar financiación. No tengo prisa por estrenarlo porque sí tengo claro que quiero hacerlo bien. Me gustaría que fuera en Avilés, puesto es que la primera historia que grabo en mi ciudad, y en un lugar como la Casa de la Cultura», adelanta mientras comparte cubierta con el protagonista del cortometraje 'Nyami Nyami', al que ya le une una sólida amistad.
David Rodríguez Muñiz, preseleccionado a los Premios Goya 2021 por su corto 'Beyond the Glacier' que ya ha sido premiado en festivales como el Rural Film Festival de Valencia o el Festival Internacional de Cine de Sax (Alicante), siempre ha sentido una inclinación especial por los temas relacionados con el agua, el medio ambiente y la naturaleza. Pero ahora, además, «a medida que estaba grabando, cada vez me interesaba más su intimidad», por eso entró, durmió y bebió ron en un barco con tantas historias como su propio patrón.
Pablo no tenía pensado vivir en el mar, pero cuando el 'Nyami Nyami' salió a subasta hace ocho años en Gijón pensó que si no le valía para navegar, le daría para dos años de entretenimiento y lo dejaría varado en tierra. Lo compró, lo arregló, lo botó y puso rumbo al puerto de Avilés, donde el atraque mensual es mucho más barato que en Gijón. «Nunca me había planteado vivir en un barco, pero no tenía dónde hacerlo y aquí me vine. Estoy encantado en Avilés», reconoce, a pesar de que le costó empadronarse y de que tuvo que hacer pedagogía. «Se reían de mí, pero les llevé el BOE y tuvieron que callarse», comenta mientras apura un cigarro.
El mar ha sido el medio de vida de Pablo a bordo de barcos pesqueros, mercantes y de obra civil, pero ahora lo ha redescubierto como un entorno de tranquilidad en el que los días se le pasan arreglando su 'casa'. «Un barco viejo es como una casa, siempre estás cacharreando con algo» y cuando no, coge su bicicleta y se da una vuelta.
El barco, de quince metros y construido en hormigón ligero en la antigua Rhodesia (hoy Zimbaue), fue capturado años más tarde en el Océano Atlántico con quinientos kilos de cocaína. Fue decomisado y, diez años después, salió a subasta.
Él es otro de los protagonistas de un cortometraje en el que también salen María Díaz ('La Vikinga') y Russell Thomsen. David Rodríguez es el director y productor, aunque ha contado con su 'compañero de aventuras' Álex Galán y la ayuda de David Álvarez en la producción.
Ahora afronta la parte más difícil, la de encontrar financiación, pero parece no inquietarle, tal vez porque este proyecto, al ser grabado 'en casa', no ha sido tan costoso como los nueve anteriores. El realizador nunca ha recurrido a subvenciones ni tampoco al micromecenazgo, pero no descarta ninguna posibilidad con tal de presentar 'Nyami Nyami' como se merece.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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