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C. DEL RÍO
Lunes, 17 de octubre 2022, 02:56
Laura López Álvarez, que en 2002 estudiaba 4º de ESO en el IES de La Magdalena, se imaginó cómo sería su vida dentro de veinte años. Exactamente ahora. Entonces, a sus tiernos catorce o quince años creía que sería médica, que tendría pareja y dos hijos. «Me sobra la pareja (estoy casada y yo creía que no pasaría por el altar) y me falta un hijo», se reía el pasado viernes en el reencuentro de los alumnos de aquella clase de Ética con el profesor que les retó a dejar por escrito la predicción, Juan Alonso. No se habían visto desde entonces, salvo tres de ellos que forman parte de la misma pandilla, pero la química resurgió inmediatamente y la conexión con el docente los retrotrajo a aquella etapa de su vida. Inolvidable y posiblemente, a la larga, una de las mejores.
«Juanín nos impactó como profesor. Era también nuestro tutor. Era muy especial. A mí, desde luego, me cambió la mente», reconocía Ismael San Francisco con la aquiescencia de Suki y Fran Menéndez, los primeros en llegar a la cafetería de la Plaza de España en la que se citaron.
Tras los primeros abrazos y anécdotas sobre Silvoso, uno de los ausentes y que al parecer fue una 'mina' en sus años de estudiante, Juan los sorprendió a todos sacando un sobre con las cuartillas en las que hace dos décadas habían escrito sus expectativas sobre ellos mismos. La sorpresa fue comprobar que no se han equivocado demasiado. Como mucho, en el número de vástagos, pero en líneas generales la mayoría ha logrado trabajar de lo que se imaginaba. El único que no coincidió fue Hurtado, que se veía como soldador y ahora es ingeniero industrial. «Fuimos los compañeros los que le convencimos porque no se quería matricular en Bachiller», explicaba Laura López.
El reencuentro fue doblemente entrañable porque aunque todos tenían en la cabeza que habían quedado en verse el 30 de octubre de 2022, casi ninguno recordaba haber escrito aquellas líneas. «Yo me acuerdo perfectamente», decía Laura, a quien sorprendieron sin embargo las matizaciones de que solo se veía de médica «si sigue habiendo centros públicos, claro» y que se imaginaba en pareja «si encuentro a alguien que me aguante». Al final se adelantó un poco la fecha por Ismael San Francisco que vive en Barcelona.
Es el único de los nueve que acudió el viernes que trabaja fuera «y lo sorprendente es que el resto no nos vemos por Avilés, que tampoco es tan grande, es increíble», comentaron. En realidad, salvo Suki, Ismael y Francisco Menéndez, el resto no había mantenido el contacto, pero conforme se acercaba la fecha se comenzaron a localizar y se creó un grupo de whatsApp. Con tan buena suerte que el profesor, que hasta entonces había sido un 'outsider', se hizo con un teléfono móvil ante sus continuos traslados a Grecia y la inminente llegada de un nuevo nieto a la familia.
«Fue muy emocionante», reconocía Juan Alonso al día siguiente, «porque no volvimos a hablar en la vida ni a saber unos de otros más allá de por referencias de terceros». Además, pese a que siempre logró ganarse el cariño de sus alumnos, con ningún otro grupo había realizado esta actividad. «Con los últimos que tuve, en el IES Jimena, en Gijón, sí firmamos algo similar pero acorté el tiempo porque igual no llego, lo dejé en quince años», se reía Juan Alonso, jubilado desde el pasado mes de mayo tras treinta años como docente en el IES de La Magdalena, que fue su destino definitivo en su primer año como profesor tras los dos prácticas, y posteriormente en el Jimena.
A él también le sorprendió la puntería que habían tenido a la hora de imaginarse a dos décadas vista, pero lo mejor de todo fue sentir que no había pasado el tiempo «porque los reconocí a todos a primera vista».
El encuentro se extendió por un par de horas porque al profesor, recién llegado de la patria de la Filosofía, le esperaba una cena sorpresa en Gijón que perdió ese matiz por el camino al enterarse sus amigos que tenía un plan en Avilés. Como los minutos se escurrieron velozmente, el grupo ya se ha emplazado a un nuevo encuentro y ahora, que están todos conectados, será más fácil y quién sabe si se animará a alguno de los que no pudo asistir. Quizás, para entonces, haya más hijos y más maridos o distintos trabajos y nuevas ilusiones. Una nueva hoja en blanco por escribir.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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